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La realización de fiestas rancheras masivas en la Región de Ñuble ha encendido las alarmas entre autoridades locales y regionales. En el reciente Consejo Regional de Seguridad se denunció que muchos de estos eventos operan al margen de la normativa vigente.
Según lo expuesto, diversas actividades se presentan como beneficios comunitarios para facilitar su autorización. Sin embargo, en la práctica, superan con creces el aforo permitido, convocando a cientos o incluso miles de personas.
Jorge Muñoz, seremi de Seguridad, advirtió que algunas organizaciones vecinales solicitan permisos con buenas intenciones. No obstante, los eventos terminan siendo negocios comerciales disfrazados. “Hay fiestas que se presentan como beneficios, pero son negocios abiertos y descarados”, afirmó.
Estas celebraciones, en su mayoría de carácter ranchero, declaran menos de 200 asistentes para obtener permisos más flexibles. Sin embargo, terminan congregando a más de 800 personas, lo que genera serios problemas de seguridad y control.
El seremi sostuvo que están monitoreando estos casos en conjunto con municipios y departamentos de rentas. Las empresas detrás de estas actividades buscan lucrar sin cumplir los requisitos legales ni garantizar condiciones básicas de seguridad.
Otro aspecto preocupante es el arriendo de recintos por parte de instituciones que luego no asumen responsabilidades. En muchos casos, los eventos carecen de fiscalización, lo que implica un alto riesgo para los asistentes.
Rocío Hizmeri, delegada presidencial provincial, señaló que estos eventos suelen incluir venta de alcohol, expendio de alimentos y otras actividades que requieren supervisión. “Es necesario que municipios y comunidades trabajen coordinadamente”, manifestó.
La autoridad insistió en la importancia de cumplir con todos los trámites para obtener una autorización válida. Para realizar una fiesta ranchera se requiere solicitar permiso formal en la Municipalidad o Delegación Presidencial Provincial, el cual debe ser visado previamente por Carabineros.
“Vamos a realizar fiscalizaciones para detectar fiestas irregulares”, advirtió Hizmeri. Añadió que las actividades que incumplan la normativa serán sancionadas conforme a la ley, lo que incluye decomisos, multas e incluso sanciones por faltas sanitarias.
El objetivo de estas acciones es evitar situaciones de riesgo. “No podemos permitir eventos sin control ni responsabilidad”, remarcó la delegada.
Transparentar permisos
Frente a este panorama, surge la propuesta de transparentar el proceso de autorizaciones. Publicar las solicitudes de fiestas al momento de su ingreso permitiría a la ciudadanía conocer qué actividades han sido autorizadas y bajo qué condiciones.
Esta medida fortalecería el control social y podría evitar irregularidades que comprometen la seguridad pública. Las autoridades enfatizaron que la prioridad es resguardar a las personas que asisten a este tipo de celebraciones, muchas veces sin saber que están en un entorno sin garantías.
✅ Puntos clave adicionales:
Eventos se presentan como beneficios, pero son negocios encubiertos.
Asistencia supera lo declarado, sin garantías de seguridad.
Se propone publicar solicitudes para mayor control ciudadano.
A todo lo señalado en el artículo sobre las fiestas rancheras hay que agregar que el Casino de la Medialuna de San Carlos no es un local adaptado estructuralmente para realización de este tipo de eventos, en cuanto a requisitos de aislamiento acústico, teniendo en consideración que el recinto se ubica en cercanías de un barrio residencial, por lo cual existen normativas muy restrictivas y que regulan el ruido máximo que se debe transmitir a las viviendas colindantes. Si bien las actividades propias de los rodeos que allí se efectúan han sido por años absolutamente compatibles con la normal y buena convivencia con los vecinos del sector no ocurre lo mismo cuando se realizan estas fiestas rancheras ya que éstas suelen destacar por los excesivos decibeles utilizados, en donde, tanto las empresas productoras como los artistas participantes presentan una nula disposición por aminorar los ruidos y estridencias ocasionadas.
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