El adorable estilo kawaii que inspira a emprendedora en Ñuble

La fascinación de Olga Medina Morales por la cultura japonesa y su conocimiento del trabajo en porcelana fría le permitieron a esta chilena-brasileña montar un exitoso emprendimiento en la comuna de Chillán.
En 2010, la mujer de padres chilenos, dejó su país natal en Brasil para radicarse en Chile por un tiempo y comenzar acá un proyecto propio. “Trabajé muchos años con goma eva y porcelana fría. Hubo un período muy grande de goma eva, era un boom, pero conforme las cosas fueron pasando yo empecé a buscar otras posibilidades, entonces comencé sólo a trabajar con porcelana fría”, explica.
Manejar la porcelana fría es común en Brasil y es un arte valorado en el país carioca.  “Yo soy del tiempo en que uno preparaba la porcelana fría, casera. Hoy en día, ya hay varias marcas y con eso mejoró mucho la calidad de mi trabajo porque la otra se echaba a perder, se rompía. Una va aprendiendo, va evolucionando”, detalla.

En un comienzo Olguita, como le dicen de cariño, trabajó realizando novios personalizados, “esos que se ponen arriba de la torta. Trabajé dos años y luego tuve que irme de vuelta a Brasil”.
Tras un par de años en su país, sus padres regresaron a Chile en 2016 y Olga volvió con ellos junto a su hijo. “Cuando regresé decidí seguir trabajando con la porcelana fría pero ya mi foco no eran los novios, empecé a trabajar con el público que le gusta las cosas kawaii, que viene del japones y que significa tierno”, cuenta.

"Allá en Brasil la cultura japonesa es algo común, acá no era tanto. Pero cuando regresé me di cuenta que esto (kawaii) se estaba transformando en un boom también. Entonces dije que mi propuesta sería trabajar con ese nicho. Todo lo que diseño y creo es entorno a kawaii, todo lo que sea cute”, dijo la emprendedora.
Sus más fieles seguidores son los pequeños y los adultos jóvenes. “Mi público en las ferias abarca niños hasta jóvenes adultos. Las mamás me compran también. Van desde los 5 años hasta los 12 años y ahí hay un intervalo de edad y luego empieza desde los 18 hacia arriba de nuevo”.

El camino hacia el éxito
Olga Medina tuvo distintos empleos en su vida. Fue vendedora, trabajó en agencias de viajes y marketing, pero hoy dedica todo su tiempo y esfuerzo a sacar adelante su negocio.  “Yo cuando decidí venir a Chile, decidí exclusivamente dedicarme a mi emprendimiento porque la edad para una mujer profesionalmente hablando, con un hijo y madre soltera, no es bien visto en cualquiera de los dos países”.

Al principio le costó que las personas le dieran una oportunidad. “Yo intentaba conseguir ferias pero se me cerraron muchas puertas. Entonces, comencé a buscar grupos de ayuda y ahí llegué a la Red de Emprendedoras Ñuble. Yo me ofrecí para aprender y también para enseñar lo que sabía y las chicas me acogieron”, indicó entusiasta.

Ahora, es parte de la directiva y responsable del marketing. “Lo hago para ayudar a otras mujeres que golpearon puertas, independiente de su nacionalidad y que no pudieron recibir apoyo”.


Esta otaku, como se autodefine, participó en el programa de redes de comercialización de la Ruta Emprendimiento, una de las ocho Rutas de Aprendizaje que tiene PRODEMU para promover la autonomía de las mujeres mediante su empoderamiento, 
“Con ustedes (PRODEMU Ñuble) recibí mucho apoyo. Siempre nos brindan información y el apoyo necesario para no dejar que se desvanezca ese sueño de emprender. PRODEMU es una buena herramienta dentro del proceso de aprendizaje”.

Agrega enfática que “el conocimiento te ayuda, te empodera, te prepara. Uno cuando está emprendiendo es algo muy solitario porque a veces no recibes apoyo de tu familia, en mi caso no es así, pero yo sé de mujeres que están solas en este emprender y cuando recibes cualquier ayuda de conocimiento todo se transforma, es más fácil”.

Superando la angustia por el Covid-19
Para todas las mujeres es importante el apoyo de sus redes y, sobre todo, la ayuda de otras mujeres que emprenden. Ellas inspiran y, muchas veces, dan el ánimo para seguir cuando otras están sobrepasadas.

“Hablando con una amiga le conté que estoy ayudando a mis papás y que paré con el proceso de producir porque me estaba generando angustia porque tengo hartas cosas por vender y las ventas bajaron mucho. Hay dudas si va a llegar la mercancía, de cómo ir a dejarla y todo eso como que me cohíbe. Entonces ella me dijo dale no más, hazlo, no cambies tu manera de ser”. 
Ella le dio la razón a su amiga. “Esta es mi manera de mantener a mi familia, a mí y a mi hijo y no se puede parar. Tengo que seguir y no dejar que estas cosas que están sucediendo me dejen abajo porque esto está fuera de mi control, solo lo que depende de mí yo lo puedo controlar”.


Esta admiradora del país nipón ofrece sus productos en el Atelier Oruguita en Facebook e Instagram. Cuenta risueña que el nombre de su negocio se debe a que “siempre me llamaron Olguita y como me gusta la cultura japonesa fui a buscar como se dice Olga en japonés y descubro que ellos no consiguen hablar la L, entonces dicen oruga. De ahí Oruguita”.

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