Avellanas: sube precio y récord de plantaciones


• Se estima que la superficie del frutal, que ya alcanza las 30 mil hectáreas a nivel nacional, se duplique en la próxima década, con lo que Chile podría convertirse en el tercer productor mundial.
Esta temporada los precios serían 15% más altos que el año pasado, a lo que se suma la fuerte alza del dólar y una mayor producción. • Los productores se están agrupando para avanzar en la calidad y trazabilidad del fruto seco

Yo creo que podemos llegar a una superficie mayor, que podemos alcanzar las 90 mil o las 100 mil hectáreas en Chile”.
Jorge Mohr
Gerente de la División Sur de Grupo Hijuelas

Es uno de los primeros días de marzo y las avellanas ya han comenzado a caer en el huerto de Agrícola El Faro, en la comuna de El Carmen, en la precordillera de la Región de Ñuble.

Bajo la sombra de los avellanos, que fueron plantados en 2008 y 2013, el productor Jorge Sandoval parte una de las frutas, la prueba y asegura que vienen más adelantadas que en un año normal, por lo que deberá comenzar la cosecha de sus 20 hectáreas esta semana.

También comenta que espera un año con más producción que en los anteriores, aunque no ha logrado obtener un rendimiento parejo todas las temporadas, lo que sumado al efecto del dólar y precios internacionales para la avellana más altos que el año pasado, hacen proyectar una buena campaña.

“Teníamos cultivos tradicionales y ganadería, y plantar los avellanos fue una manera de buscar mejor rentabilidad, con la poca agua que tenemos en la zona. Ha andado bien, estoy muy contento, porque lo proyectamos con un rendimiento de tres mil kilos por hectárea y algunas temporadas hemos llegado a cosechar 4.300 kilos”, comenta.


En el campo que tiene en sociedad con sus dos hermanos, Jorge Sandoval también mantiene un huerto de arándanos, pero asegura que prefiere los avellanos y que le gustaría seguir creciendo en esta especie si tuviera más agua disponible.

“Es un frutal y requiere los cuidados que implica un frutal, pero tiene la ventaja que se puede mecanizar, tiene un manejo más sencillo que otras especies y se da muy bien en la precordillera. Si me ganara el Kino, haría un pozo profundo y seguiría plantando”, dice, mientras explica que algunas hojas de sus avellanos se ven blancas porque tuvo que aplicar bloqueador solar ante las altas temperaturas del verano.

Los buenos resultados que ha obtenido Jorge Sandoval con su huerto también los comparten otros productores del fruto seco, quienes vislumbran buenas perspectivas para la cosecha que recién comienza y a mediano plazo, de la mano de precios firmes y un tipo de cambio en niveles récord.

De hecho, comentan que en el encuentro anual con productores que realizó a fines de febrero en Talca y Temuco la empresa AgriChile —perteneciente al grupo italiano Ferrero y que hoy es casi el único poder comprador de avellanas europeas en Chile—, les presentaron los precios estimativos que tendrían las distintas variedades esta temporada, según una fórmula que tiene base en el precio de la avellana en Turquía. En forma preliminar, estarían en torno a US$ 3,47 por kilo para giffoni, US$ 2,98 por kilo para las variedades americanas, como yamhill y lewis, y US$ 2,65 para la barcelona, lo que se confirmaría en forma oficial por estos días.

Aun cuando el precio para la variedad giffoni en los últimos diez años ha sido más alto, de US$ 3,89 por kilo, de concretarse los precios estimados para este año serían 15% más altos que el año pasado, a lo que se suma el efecto positivo del alza del tipo de cambio, que es alrededor de 20% más alto, y un volumen de producción 20% mayor que el año pasado a nivel nacional, que estaría en torno a las 32.719 toneladas.

“Son precios muy buenos, no extraordinarios como los que hubo en 2015, pero bastante buenos, ya que solo con la diferencia respecto del año pasado prácticamente se pagan los costos”, afirma un productor.

Además, las perspectivas para mediano plazo son positivas para la demanda a nivel mundial, especialmente para la producción chilena, que puede diferenciarse por su buena calidad y trazabilidad.

Plantaciones no paran
Cuando comenzaron a masificarse las plantaciones de avellano europeo, principalmente entre las regiones del Maule y La Araucanía, una de las metas era llegar a 2020 con 30 mil hectáreas, cifra que ya se habría superado y que está lejos de ser un techo.

Por el contrario, para la próxima década, las proyecciones de AgriChile apuntan a que se duplicará la superficie, superando las 60 mil hectáreas al año 2030, lo que supone un ritmo de plantaciones en torno a tres mil hectáreas anuales.

“Tener 60 mil hectáreas plantadas significa una producción de unas 180 mil toneladas, si se llega a un rendimiento promedio de tres mil kilos por hectárea, y yo creo que podemos llegar a una superficie mayor, que podemos alcanzar las 90 mil o 100 mil hectáreas en Chile”, asegura Jorge Mohr, gerente de la división sur del vivero Grupo Hijuelas, que tiene la representación de las variedades del programa genético de la Universidad Estatal de Oregon, como yamhill y lewis.

Entre los incentivos para seguir plantando no solo está la mecanización de la cosecha y otras labores del frutal, su buena adaptación en distintas regiones y la posibilidad de establecer contratos de compra a largo plazo, sino que también factores internacionales que favorecen a Chile.

“La diversidad de mercados para las avellanas es enorme. Hoy estamos concentrados solamente en el mercado clásico europeo de consumo para la agroindustria, pero también está el snack y la apertura comercial de mercados como China, India y Estados Unidos, que está consumiendo pasta de avellanas”, plantea Jorge Mohr.

Y, aunque se trata de un fruto seco, la contraestación también es un elemento relevante, porque Chile es prácticamente el único productor del hemisferio sur, que ofrece una producción fresca justo cuando la europea tiene seis meses de guarda, lo que es atractivo para compradores que requieren fruta de calidad.

“Con un volumen creciente en Chile, las empresas van a tener también la opción de comprar avellanas dos veces en el año, por lo que no me extrañaría ver que en 20 año más Chile tenga entre el 30% y 40% de la oferta mundial de avellanas, superando a Italia y convirtiéndose en el segundo productor del mundo”, proyecta Jorge Mohr.

Junto a las oportunidades que tiene Chile también se observa un crecimiento en la demanda internacional por avellanas, de la mano del desarrollo de nuevos mercados y la oferta de nuevos productos para los consumidores finales.
“El mercado está creciendo porque ha aumentado mucho la demanda por frutos secos y se están abriendo nuevos mercados, como Estados Unidos, donde se conocían poco los productos de Ferrero, por ejemplo, que también están entrando fuertemente en China e India. En Europa, ellos también han lanzado nuevos productos, como un helado, que han tenido mucho éxito”, afirma Pablo Grau, investigador, viverista y productor de avellanas.
Más opciones de venta
Hace un par de semanas, Jaime Armengolli regresó de Europa, donde fue a visitar clientes para comercializar la producción de su empresa, Agrícola La Campana, donde elabora pasta y harina de avellanas, además de avellanas tostadas.
Se siente optimista porque los europeos ya conocen la avellana chilena y saben que es de buena calidad, y comenta que en los últimos años le ha ido bien, ya que ha mantenido un crecimiento en torno al 15% anual en el volumen de ventas. Algo positivo, ya que actualmente es casi el único comprador de avellanas en el país, además de AgriChile.

“Yo creo que a largo plazo el mercado va a ir pagando un pequeño premio por la avellana chilena, o por lo menos le darán una preferencia, porque su calidad claramente es mejor que la de otros orígenes. Sin embargo, el precio acá es más alto que en cualquier otra parte, por lo que quienes deciden comprar en Chile es porque buscan calidad y una oportunidad de entrega que a veces no pueden conseguir en otros países”, explica Jaime Armengolli.

En ese sentido, comenta que el desarrollo de su empresa, que apunta a abastecer a compañías europeas que se dedican a los chocolates, helados, galletas o repostería en general, toma más tiempo y tiene más exigencias que comercializar fruta sin procesar.

“Incorporar nuevos clientes nos toma tiempo porque tienen que aprobar nuestras instalaciones, confirmar si tenemos las normas de calidad que requieren y así quedar aprobado como proveedor, y todo ese proceso dura más de un año, por lo que nuestro crecimiento se basa en la calidad para atender a ese nicho del mercado… Los tomadores de precios de commodities en las avellanas no tienen nada que venir a hacer a Chile”, afirma.

Si bien el grueso de los productores entrega su fruta a AgriChile, desde hace dos temporadas Jorge Mohr comenzó a exportar en forma directa a Europa las avellanas de las variedades americanas que comercializa el vivero Grupo Hijuelas, para darles otra alternativa a los productores.

“Estamos exportando todo lo nuestro, más fruta de terceros, y nos faltan avellanas para exportar, porque nos estamos logrando diferenciar en términos de la calidad de la fruta y constantemente nos están pidiendo de afuera estas variedades americanas, con buenos retornos, como la Giffoni o muy similares”, asegura, y prevé que este año exportarán el doble que en la temporada anterior.

En la medida que la producción chilena siga creciendo, Jorge Mohr estima que comenzarán a aparecer nuevos poderes compradores y alternativas de venta para las avellanas, pero resalta que es clave mantener la buena calidad.

“Las oportunidades están y hay cosas por hacer, pero para eso es clave producir calidad. Los precios internacionales hoy son tres veces más altos que hace treinta años, por lo que también existe el incentivo para hacer las cosas bien”, destaca.


Productores se organizan
En la última versión de la Fruittrade, en octubre del año pasado, se presentó el Comité del avellano europeo, que busca avanzar en la calidad, trazabilidad y sustentabilidad de esta especie, y que ya reúne a productores del Maule, Ñuble, Biobío y La Araucanía, y próximamente sumará a los de Los Ríos y Los Lagos.

“La idea es trabajar en la sustentabilidad del cultivo, con trazabilidad e inocuidad. Si hablamos de sustentabilidad, es económica, social y ambiental, por lo que es muy importante que sea un cultivo rentable. Esa es la médula, pero no es sencillo, porque considera toda la parte de investigación”, explica el presidente del comité, Jorge Uslar.

Como parte de un plan de acción que ya diseñaron para los próximos tres años, uno de los primeros pasos que darán durante marzo y abril es crear una mesa con miembros del comité, representantes del INIA, universidades y asesores del rubro, para avanzar en los temas técnicos del avellano, y en paralelo avanzarán en el área gremial.
Para ser parte del comité, que es apoyado por Fedefruta, cada productor debe pagar una cuota de $3.500 pesos por hectárea plantada hasta el cuarto año, y a partir del quinto año, tres pesos por kilo de avellanas.



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