Con pesar hemos constatado que la
tragedia nuevamente asola a nuestros compatriotas. Porque no saliendo aún del
terremoto que afectó a la zona norte ahora los habitantes de Valparaíso sufren
las consecuencias del incendio más grande de su historia. Ambos ciertamente
lamentables y que dejan en evidencia la desigualdad y pobreza que aún está
latente en nuestra sociedad. En este sentido llama la atención la cobertura
informativa, especialmente por parte de canales de televisión, quienes han
utilizado adjetivos tales como “terremoto de fuego” o “tsunami de fuego”. Este
último por cierto descabellado y de un profundo contrasentido.
A lo anterior se agrega que las
preguntas en terreno con los damnificados tampoco han sido muy empáticas toda
vez que, y ante una persona que lo ha perdido todo, aparece el innecesario
“¿cómo se siente?”.
Quienes hemos trabajado en medios
de comunicación de seguro hemos caído en este tipo de situaciones en más de una
oportunidad, sin embargo la experiencia permite adquirir herramientas, tanto de
contexto como de conciencia, que contribuyen a mejorar el relato de los hechos
sin caer en el sensacionalismo, respetando la objetividad y teniendo siempre
presente tanto a la persona como las audiencias.
Los periodistas tenemos un rol
importante en nuestra sociedad y hay cuestiones que, definitivamente, no se
aprenden en la escuela de periodismo sino que en el día a día. De ahí en más, y
especialmente por la masividad y el rol de la televisión, es de suma
importancia cuidar y respetar tanto la forma como el fondo del acto noticioso
porque no olvidemos que los periodistas también somos personas y, por ende, no
estamos exentos de sufrir embates tanto naturales como de otra índole. Y,
cuando eso ocurra, querremos ser tratados como ciudadanos, con el respeto que
cada uno de nosotros se merece.
Rodrigo Durán Guzmán
rodrigo.duran.guz@gmail.com
Magíster ©
Comunicación Internacional. UDP
Diplomado en
Comunicación Corporativa. PUC
Periodista. UDP