Joven muere ahogado en el río Diguillín


Suben a cuatro los casos fatales por esta causa desde agosto

Regional.- Cuatro son ya las víctimas fatales por sumersión que registran los ríos de Ñuble en esta temporada (agosto a la fecha), sin que siquiera se esté en lo que se conoce como época de balnearios en la región.

Estos casos se han registrado en Portezuelo, Pemuco, Quillón, es decir, dos en el río Itata y otro en el río Ñuble; más el último que tuvo lugar en el río Diguillín, puntualmente, en el sector de Las Turbinas, en la comuna de Pinto.

La víctima fatal fue identificada como Diego Pino Baeza, de 21 años, cuyo cuerpo sin vida debió ser rescatado del caudal por personal del Grupo Especializado para el Rescate Subacuático (Gersa) de Bomberos Coihueco, en horas de la tarde del lunes pasado.

Al lugar llegó la fiscal Paulina Valdebenito, quien solicitó la comparecencia de la Brigada de Homicidios de la PDI de Chillán, cuyo jefe, subprefecto Luis Garrido, explicó que “el joven ingresó al cauce para practicar natación, cruzando el río, circunstancias en las cuales se ahoga y fallece en el lugar. Tras el rescate, el cuerpo no presentaba lesiones atribuibles a terceros”.

Horas más tarde, en el Servicio Médico Legal (SML) de Chillán se confirmaba la hipótesis policial y se entregó el cuerpo a la familia, pasado el mediodía.

Conforme al administrador municipal de Pinto, Robert Betancourt, “si comparamos este año con los de años anteriores, la cantidad de personas que han estado acudiendo a estos lugares es menos. Pero sí es mucho más alta desde que se dejaron de hacer controles de Chillán a Pinto, y lamentablemente, como hay muchas dificultades aún, para viajar de una región a otra, estamos seguro que para este verano vendrá mucha más gente y el punto es que no se trata de ríos aptos para el baño recreativo”.

Es más, Betancourt añadió  que “el sector de Las Turbinas es, además, un recinto privado, cuyos dueños ni siquiera son de Ñuble, sino que del Maule, entonces nosotros como municipalidad no tenemos herramientas para fiscalizar que no haya personas bañándose en el sector. Y lo mismo pasa con Carabineros”.

El 80% de los bañistas

Ya en enero y febrero de 2020, finalizando la época estival pasada, se registraron otras tres muertes por ahogamiento en el río Diguillín.

En tanto, conforme a cifras de las gobernaciones de la región, apenas un 20% de los bañistas de Ñuble acuden a balnearios habilitados en la zona.

Es decir, un 80% acude a lugares declarados no aptos para el baño recreativo debido a sus condiciones de riesgo.

“Y desde luego que esa es una situación que nos preocupa, de cara a esta nueva época de verano de la que ya estamos próximos”, advierte el coordinador de Seguridad Pública de Ñuble, Alan Ibáñez.

La preocupación no solo pasa porque se espera un año con temperaturas muy altas y con personas que probablemente querrán escapar de las ciudades tras meses de cuarentenas, toques queda y otras restricciones sanitarias impuestas por la autoridad debido a la pandemia aún presente en todo el mundo.

“Entonces acá hay mucho que esperar de la conciencia individual, del cuidado personal y la autoprotección. Lamentablemente, ni Carabineros ni los respectivos municipios cuentan con personal suficiente para fiscalizar cada uno de los ríos o playas en las que está prohibido el ingreso al agua, sencillamente porque no hay tanto personal”.

Entendiendo que en enero pasado uno de los casos fatales fue el de un hombre quien murió al intentar rescatar a su hermana de 12 años, quien no pudo ser auxiliada, Ibáñez agregó que “es por eso que nuestro llamado es a que las personas tomen conciencia de los riesgos a los que se exponen a sí mismos y a sus familias, recordemos que muchas veces quienes mueren ahogados son niños”.

Alcohol y temeridad

El subprefecto Luis Garrido, jefe de la Brigada de Homicidios, apuntó a que la mayoría de los casos de rescate de cuerpos en ríos durante los veranos, que han sido investigados por su unidad, tienen dos causas que asoman como primordiales.

La primera es “la ingesta del alcohol. Las personas, luego de beber en exceso, quedan en un estado en la que resulta muy difícil nadar”, dice.

Y la segunda es que “muchas veces, las personas quieren demostrar de sus habilidades para nadar y cometen acciones temerarias. El problema es que muchos de estos ríos presentan condiciones geográficas especiales o con corrientes de alta energía que terminan provocando estas muertes”.


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