NACIONAL.- (eldesconcierto.cl).- Un ambiente de
incertidumbre ha rodeado el contagio por coronavirus en Chile, que sigue
creciendo a nivel mundial y nacional, y donde especialistas advierten que
estamos próximos a asumir medidas de fase 3.
Según el virólogo de la
Universidad de Chile, Jonás Chnaiderman, estamos frente a un riesgo real. "Una gran fracción de la población
probablemente será infectada, un porcentaje sufrirá enfermedad grave y un grupo
fallecerá a causa de este virus”.
¿Cuáles son los riesgos reales del Covid-19? ¿se justifica
el pánico mediático?
–El pánico nunca es útil y en particular el mediático
fomenta una irracionalidad en la ciudadanía. La pandemia nos pone ante un
riesgo efectivo. Otros países han mostrado que probablemente una fracción de la
población será infectada. Y ante esa realidad hay que ver cómo encaramos
racionalmente esta situación. La amenaza real es que una fracción de la
población va a sufrir enfermedad grave y otra menor fallecerá por el virus.
Entonces, los riesgos sí son reales y todas nuestras medidas
públicas deben estar orientadas a disminuir el número de infectados y de
fallecimientos. Hay que evitar activamente que el número de casos se concentre
en poco tiempo, porque si se concentra la demanda a los centros asistenciales,
se disparará la mortalidad.
La invitación que hay que hacerle a la comunidad es a
fomentar el autocuidado, lavado de manos; al Estado y a empleadores, que
entreguen facilidades a sus trabajadores de ejercer en sus casas. Esto debe ser
asumido a rajatabla.
De acuerdo al comportamiento del virus a nivel mundial, ¿qué
se espera de su tasa de contagio en Chile?
–No hay ningún motivo para imaginar que el comportamiento
del virus sea distinto a los otros países. En Chile sí se espera que haya un
crecimiento exponencial de nuevos casos todos los días, lo que acumulativamente
será un número considerable de la población infectada. La duda es hasta cuándo, es decir, cuándo
lograremos empezar a disminuir el número de infecciones diarias.
El sistema público de salud se encuentra en permanente
crisis y colapso de sus servicios de urgencia.
El año pasado tuvimos quiebres
de stock y falta de insumos en distintos servicios, una tasa alta de contagio
implicaría una demanda difícil de aguantar por nuestro modelo de salud.
–Si regularmente
tenemos una falta de capacidad de respuestas de nuestros centros asistenciales,
es evidente que ante esta amenaza nueva la situación se convertirá en una aún
más difícil. Esto pone en cuestión el modelo de salud chileno y debe ser una
oportunidad para un debate científico serio sobre este modelo mixto de salud,
con muchos recursos para el sector privado y escasos recursos para los centros
asistenciales públicos que atienden a la mayoría de la población.
Lamentablemente esto pone en evidencia que los reales desprotegidos en salud
son los que forman parte de la población de menores recursos.
¿Qué medidas son importantes para evitar el colapso de los
servicios de urgencia?
–Será importante evitar que la curva más crítica del
coronavirus no coincida con la del virus influenza. La simultaneidad puede
traernos aún más problemas, particularmente en la población de mayor riesgo que
son nuestros adultos mayores.
Respecto a la primera infancia, habitualmente buena parte de
la focalización de la campaña de invierno se centra en menores de edad y esto
será muy difícil de realizar si estamos en la curva más alta de coronavirus.
Aunque los registros actuales indican que la mortalidad del coronavirus es baja
en niños y niñas, el colapso de la infraestructura de salud puede implicar una
desprotección para ellos. Y aquí hay que aprender, Chile no puede seguir
teniendo un sistema de salud pública tan pobre que desprotege al grueso de la
población frente a una amenaza como esta.
¿Cuál es su evaluación de la respuesta actual del Gobierno?
–Visto en la totalidad, incomoda la lentitud para tomarse en
serio el aspecto educativo para lo que se viene. Hay poca disposición de los
gobiernos a educar a la población. Lo mismo se ve, por ejemplo, con respecto al
VIH. Y en este momento en particular, necesitamos una inversión significativa
para campañas comunicacionales que le entregue herramientas preventivas a la
población. Debimos prontamente salir con
campañas televisivas enfocadas a reducir conductas de riesgo; saludos de besos,
aglomeraciones y que enseñen respecto a la importancia del lavado de manos.
Asimismo, es un serio error que el gobierno dé señales
erráticas a la ciudadanía. Es poco claro que diga que no es necesario suspender
clases y en horas después decir que sí se suspenderán. En este momento clave es
necesario tener orientaciones claras.
Pese a estas críticas, en cuestiones estrictamente técnicas
yo creo que todo el país debe alinearse con direcciones únicas que orienten a
toda la población, y en este sentido es importante orientar y asesorar al
Minsal con expertos que señalen las medidas adecuadas.
Se critica la idoneidad del ministro a propósito de su poca
legitimidad a nivel público ¿crees que debiese haber otra figura que lleve
adelante el abordaje de esta pandemia?
–Esto es complicado, puesto que Mañalich genera enemistad en
buena parte de la población y no ha sido capaz de convencer a la ciudadanía que
el modelo de salud está funcionando. Y esto implica un problema de credibilidad
para dirigir al país respecto a medidas de cuidado. Lo mismo se replica con el
presidente Piñera que con un 6% de aprobación será muy difícil que le pida a la
población que se quede en la casa.
En este sentido es razonable pensar en una figura científica
que pueda tomar ese liderazgo. En este momento hay muy buenos asesores técnicos
que se han sumado al equipo del Minsal y habrá que pensar quién podría asumir
esa conducción.
¿Cuáles son las lecciones que nos deja la experiencia
internacional estas semanas?
–Las lecciones principales que deja todo esto es que, desde
un punto biológico, seguimos como especie habitando el planeta desde un
paradigma de devastación tal que nos obliga a irrumpir en la naturaleza, y esto
trae como consecuencia exponerse a microbios con los que no teníamos contacto.
Asimismo, el modelo de globalización implica que los seres humanos vivamos más
aglomerados, más expuestos a contagios masivos, por lo tanto, es esperable que
surjan estas amenazas biológicas.
Esto puede ser abstracto, pero lo que implica en términos
concretos es que los Estados deben tener una infraestructura adecuada de salud
para lidiar responsablemente con estas amenazas. Respecto a esto, sobre cuáles
son los modelos sanitarios más adecuados, es importante remarcar que son
precisamente los modelos de salud dependientes del Estado los que tienen la
solidez para responder a los problemas derivados de una epidemia. Por sus
propias definiciones e intereses, es difícil que una empresa pueda dar cuenta
de una mirada sanitaria global, más allá de quizás ayudar a complementar este
rol.
¿Es este el momento de tomar decisiones drásticas en Chile?
En Italia se lamenta tardanza en las medidas preventivas
–Yo creo que debimos tener una etapa inicial agresiva de
educación que ya no se hizo. Tempranamente se debió realizar campañas televisivas
para la no difusión del virus. La próxima etapa es suspender eventos masivos.
Esto debió comenzar ya con los primeros casos y con ello evitar aglutinar a
muchas personas en poco espacio. No es solo de cantidad de personas, es un
asunto de densidad y cercanía entre personas.
La suspensión de clases se debió realizar con mayor premura.
Y aquí lo que no podemos perder de vista es que si se suspende la educación
preescolar y escolar, esto repercute en una demanda de cuidados de padres y
madres que ya no podrán ir a trabajar. Y
aquí es necesario ser muy claros: El ausentismo laboral de trabajadores y
trabajadoras no puede quedar a discrecionalidad de sus empleadores. El gobierno
debe dar seguridades laborales para toda la población. En esto hay precedentes internacionales, de
una cautela laboral con muy buenos resultados. A la larga es más seguro y
económico que la población falte que acrecentar el número de infectados.
Se ha rumoreado la posibilidad de suspender marchas e
incluso el plebiscito ¿es esto necesario?
–La medida de impedir la libre circulación no es perentoria.
Es posible hacer contención del número de contagiados sin privar la libre
circulación. Sin embargo, creo que será necesario suspender marchas, la
aglutinación aumenta las probabilidades de contagio.
Respecto al plebiscito es necesario que el mismo mundo
social que presionó para hacer viable este hito en Chile defina la conveniencia
política de su realización en un contexto sanitario muy dinámico. Los
científicos y profesionales de la salud debemos estar dispuestos a asesorar a
las organizaciones sociales en esta decisión.
Se ha denunciado en
algunos centros de salud la falta de implementos para los funcionarios
–Esto es un tema muy crítico. En lugares donde hay
desprotección de los funcionarios se ha visto que el personal de salud termina
infectado y esto implica ausentarse de la labor de cuidado. Esto puede derivar
que en las etapas críticas del contagio arriesgamos tener menor recurso humano
disponible. Además, implica que, a los trabajadores ya exigidos de mayores
horas de trabajo, se les agrega inseguridad. Esto se convierte en una presión
insostenible.
La responsabilidad de la autoridad sanitaria es garantizar
mecanismos de bioseguridad. En Francia se implementó, por ejemplo, una
confiscación a empresas de mascarillas y las distribuyó al personal y pacientes
que lo necesitaban. Esto podría ser replicado en Chile y con esto el gobierno
podrá asegurar un stock de protección a los centros de salud. Asimismo, hay que
explicarle al público general que el uso de mascarillas en personas no
infectadas tiene una utilidad marginal y al acaparar mascarillas lo que estamos
haciendo es que las personas que necesitan esas mascarillas no las tengan y
esto es más peligroso para todos y, otra vez, esto tiene que ver con dar
señales educativas y de seguridad a toda la población.
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