Con motivo de la reciente sesión del consejo regional en
San Carlos, se produjo una reunión entre el presidente de este consejo, Hernán Álvarez
y representantes del Club deportivo Caupolicán a la cual se sumó el concejal
Jorge Silva.
El motivo de la reunión fue plantear al
representante del CORE el drama
que está viviendo el centenario club deportivo Caupolicán de San Carlos.
Este club adquirió en comodato un
predio en el sector poniente de la comuna
Las Garzas, a unos 3 kms. de la ciudad. En el año 2019 recibieron de fondos regionales por la suma de $ 52 millones para empastar allí una cancha de fútbol, tarea en la cual se involucró,
a través del contratista Fernando Correa,
el alcalde Hugo Gebrie, quien intervino
el trabajo y terminó realizando una plantación de trébol
que finalmente no dejó contentos
a deportistas, sin embargo el presidente del club firmó una carta de conformidad de los trabajos
entregados por el contratista.
El problema es que hasta la fecha
Caupolicán no ha podido ni siquiera jugar un partido amistoso para
inaugurar el trabajo dado la deficiencia evidente que muestra el terreno en su trabajo de
empastada.
Otro caso más graves es que, si
bien existía pozo, este no contaba con agua para riego, por lo que el club cuenta con cancha pero no
tiene cómo regar su pasto.
En la conversación con el presidente
del Core se planteó la idea de pedir al municipio una subvención anual de $5.000.000
que permitiría mantener este recinto, que actualmente genera gastos por sobre los 400 mil pesos
mensuales, sin considerar el riego.
Otra idea que fue esbozada es que
el club postule a fondos regionales por
unos $10 millones para contratar la construcción
de un pozo profundo y así poder regar la cancha que hoy se encuentra en
calamitoso estado.
La autoridad local le hizo ver a
los dirigentes lo inconveniente de conversar con el representante del consejo regional, toda vez
que él había dado la solución que, dos veces por semana un camión fuera regar con agua la cancha, ante lo cual los dirigentes le respondieron
que efectivamente había ido un camión solo una vez y no había vuelto.
A lo anterior debemos sumar la
sequía que afecta la zona y el uso de los camiones aljibes cuando la falta de
agua para consumo humano es de cerca de 700 familias, como lo advirtió el
encargado de este programa, Juan Vera.
La revisión de la ejecución de
los proyectos, como también del
compromiso de los aportes propios de la institución, resulta fundamental a la hora de entregar recursos
regionales para que estos sean un real
aporte y no terminen transformándose en un problema mayor.
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