AGRO.- A cada feria a la que asiste, la emprendedora
campesina Ginette Rivera Tralma, de la comuna de Cholchol (lugar de cardos, en
mapudungún), en la región de La Araucanía, va con un traje y joyas típicas mapuches.
Dice que no lo hace por vender más -produce merkén y otros
condimentos deshidratados, como yerbas para aliñar carnes y pescados, semillas
de cilantro, poleo, melisa, ajo-pimentón y manzanilla-, sino que por el orgullo
y amor que siente por su cultura.
Con esa misma indumentaria y su corazón colmado de alegría,
la productora usuaria del Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) recibió
el Premio al Emprendedor BancoEstado en la categoría Emprendimiento Consolidado
y se convirtió en la gran estrella de la ceremonia realizada en la casa matriz
de la entidad financiera en Santiago, en el marco de la Semana de la Pyme.
“Este atuendo es parte de mi vida, es algo que nace de mi
corazón y me conecta en forma espiritual con mi pueblo”, dice.
Entre los ganadores nacionales destacaron otros dos pequeños
agricultores de Indap:
Haciendo gala de un gran desplante, Ginette agradeció el
galardón en nombre de los premiados y contó que postuló sin mucha fe, pensando
que iba a ser una más en las estadísticas o que había “alguna trampita”.
Cuando supo que era una de las ganadoras, dice que “no lo
podía creer, porque soy de un pueblo chico, de una comunidad indígena (Juan
Pedro Huircán), y allá todo es sacrificio y trabajo, no existen los premios”.
Agregó que “hoy me siento como una estrella, pero mañana
volveré a la pega como todos los días”.
También recordó que en una feria conoció al famoso pato del
BancoEstado, el corpóreo, y se sacó una foto con él que hasta el día de hoy
conserva. “A él le pedí un crédito para comprar mi primer auto nuevo y por
suerte no me falló, menos mal”, dijo entre las risas del ministro de Economía,
Juan Andrés Fontaine, y del presidente del banco dueño de casa, Arturo Tagle,
que estaban en la primera fila.
Ginette nació en Santiago, pero se crío en el sector Curaco
(agua sobre la piedra, en mapudungún) de Cholchol. Ahí se casó, tuvo un hijo
-hoy sonidista y “catador oficial” de sus productos-, enviudó y volvió a
encontrar el amor junto a su actual pareja, Juan Lepín, “mi mano derecha y una
persona maravillosa”.
Tras ser dueña de casa durante largos años, en 2009 se
decidió a emprender. Vio un ají rojo en un diario y le llamó la atención:
“Pensé que en el sur se comía mucho ají, como si fuera mantequilla, y me quedó
dando vueltas”.
Luego, participó en una capacitación en la Escuela de
Agronomía de la Universidad Católica, donde se hizo un diagnóstico de los
productos que se podían trabajar en La Araucanía, y otra vez saltó el ají, el
cacho de cabra. Prosiguió con cursos de innovación territorial agroalimentaria
y deshidratados.
Así fue como comenzó a producir merkén con la marca Curaco
Gourmet, respetando la tradición mapuche: “Aquí no existen secretos, pero se
debe distinguir entre quienes trabajan con amor y los que son simples
vendedores. Antes el ají se dejaba ahumando encima de los fogones por meses y
se servía merkén solo a quienes uno quería agasajar, en pocillos pequeños. Una
vez ahumado, el ají se tuesta en callana u horno de leña y se le echan semillas
de cilantro y sal, también tostados”.
Como había mucha competencia con el merkén, Ginette decidió
incorporar nuevos aliños, hechos con productos cultivados en su huerta: “Para
mí la huerta es vida. Ahí me relajo y puedo pasar horas. Ahora puedo producir
todo lo que necesito, pero si crezco voy a tener que comprarles a mis vecinos,
que también son pequeños productores de Indap”.
Hoy Ginette comercializa sus condimentos, que cuentan con
Sello Manos Campesinas, en tiendas Gourmet de Temuco (Pabellón Araucanía),
Valdivia, Valparaíso, Viña del Mar y Santiago (Tienda Mundo Rural Palacio La
Moneda), y su deseo es seguir conquistando mercados a nivel nacional.