AGRO.- Fuente: (Revista del Campo) La paralización en las
ventas de supermercados genera pérdidas a los productores especializados en ese
canal de comercialización. Los que pueden han reorientado su oferta a los
mercados mayoristas.
2 millones de toneladas de alimentos al año se comercializan
en Lo Valledor
“Yo trabajo básicamente con Walmart, pero las demás cadenas
están igual. Tienen suspendidos los pedidos. Desde el sábado pasado que no
reciben nada. Y eso nos liquida, porque el negocio de los vegetales en los
supermercados es de todos los días”, señala Diego Matas, productor de hierbas
aromáticas de Lampa, bajo la marca De Nuestra Tierra, refiriéndose al impacto
para el agro de la semana de protestas.
Matas tiene un cálculo para representar lo que se le está
viniendo encima.
Dice que por cada semana que pase sin hacer entregas
requerirá de cuatro meses para recuperar los flujos de caja. Lo sabe porque ya
le ha pasado dos veces, una de ellas fue después del terremoto de 2010.
El martes pasado le llegó un correo del supermercado en el
que le señalaban que no habría pedido para el día siguiente —miércoles 23—, es
decir, ya estaban cumpliendo cuatro días, desde el sábado 19, sin comercializar
su producto.
“A mí y a todos, esto nos agarra con algo procesado; se ha
estado cosechando y eso se va a tener que ir a la basura. Son productos que ya
están etiquetados y es muy difícil reprocesarlos, por la vida útil que tienen”,
señala. Otra parte de la producción quedará en el campo, donde, mientras se
espera el retorno a la normalidad, se realizan labores de mantenimiento o, en
su caso, alguna cosecha de frutales como pomelos que tiene para hacer jugo.
“Tenemos para tres a cuatro días. De ahí nada. De hecho, ya
les di vacaciones a algunas personas, anticipándome a la situación. El cultivo
está ahí y lo que va a pasar es que se perderá muchísimo, porque estas
producciones se planifican en base a nuestra demanda”, dice.
Una situación parecida es la que plantea Pedro Escobar,
dueño de Huertos Carolina, una de las mayores productoras de hortalizas del
país.
“Estamos entregando más o menos el 30% de lo que hacemos
normalmente. Eso implica pérdida de productos, porque nosotros trabajamos con
programas y eso tampoco está funcionando”, plantea.
Se refiere a que Cencosud, que es su principal cliente,
estaba recibiendo parcialmente y el miércoles pasado ya había anunciado que no
iba a recibir.
“Con el problema del toque de queda la gente no ha podido
llegar temprano y en los campos, los cosecheros trabajan a trato. Ellos
llegaban muy temprano en la mañana, tipo 05:00, acá en Colina y en La Serena, y
ahora no pueden llegar, y como no hay pedidos muy grandes, entonces tenemos que
trabajar al ritmo que nos da no más”, señala Escobar, quien destaca la buena
disposición de los trabajadores para laborar rápido en horarios cortos en los
packings o en el campo.
Pedro Escobar dice que para él no es una opción
redireccionar su producto a los mercados mayoristas. “No es fácil, porque
indudablemente se pierde bastante producto y porque nosotros estamos orientados
a los supermercados”.
En todo caso, y con fe en que se volverá pronto a la
normalidad, Escobar cree que no hay peligro de desabastecimiento.
“Los alimentos están en la tierra. Cuando esto se abra,
todos los mercados van a querer productos; entonces, hay que reaccionar rápido
y lo que se perdió, se perdió. Por ejemplo, la lechuga que estaba para
cosecharse esta semana, para la otra ya va a estar pasada o probablemente con
problemas, y viene la otra de atrás. Y nosotros tenemos que entregar calidad.
Hay otros productos que aguantan en la tierra, como la espinaca o la zanahoria,
pero va a haber pérdidas”, destaca.
Cristián Muñoz, presidente del Comité de Hortalizas de
Chile, Hortach, coincide en que la semana trajo pérdidas para los hortaliceros,
al no poder trasladar sus productos oportunamente, aunque descarta problemas
para el consumidor.
“Dudo que el abastecimiento en general esté comprometido. En
mi opinión, esto afectará a los agricultores con pérdidas semana a semana, en
la medida que los cultivos se vayan desarrollando. Finalmente, redundará en un
perjuicio económico para pequeños, medianos y grandes agricultores”, señala
Muñoz.
El directivo espera que el estado de excepción termine pronto,
o al menos el toque de queda, para que los transportes a los mercados
terminales y centros de distribución puedan circular libremente.
“Los supermercados están tomando producto en forma parcial;
vale decir, no al ciento por ciento de los pedidos. Esto implica que algunos
cultivos como las lechugas u otros de alta perecibilidad —dadas las
temperaturas— hayan quedado en el suelo sin posibilidad de ser comercializados.
Claro que los agricultores están tomando resguardos para enviarlas al mercado
mayorista en la medida que pueden reaccionar, lo cual es complejo”, dice. Sin
toque de queda, los camiones podrían llegar en la noche para abastecer a las
ferias libres y almacenes de barrio.
Día excepcional en Lo Valledor
Dada la emergencia, Lo Valledor, que procesa dos millones de
toneladas de alimentos al año, no pudo abrir el domingo 20, a las 22 horas,
como acostumbra. Pero sí lo hizo a las 07:00 hrs. del lunes.
“Lo que ocurrió fue excepcional. Prácticamente
contabilizamos 30 mil personas y siete mil vehículos que llegaron, que es lo
frecuente los otros días, pero no los lunes, que es el día libre de los
feriantes, por lo que la baja del mercado es tremenda”, señala Marcelo Araya,
gerente de Comunicaciones de Lo Valledor.
Destaca que aumentaron mucho la demanda y las transacciones
comerciales, aunque se excusa de entregar montos, porque esa entidad no
interviene en las operaciones. “Sabemos solo cuántos vehículos ingresan, qué
productos traen y de dónde provienen”, dice.
Lo que pasó fue que con los ataques a los supermercados,
buena parte de los feriantes y almaceneros se fueron a Lo Valledor a
abastecerse, lo que hizo que se multiplicara por cinco la actividad. Cuestión
que se repitió al día siguiente.
“La mayor venta del lunes tuvo que ver con productos no
perecibles. Aunque somos reconocidos como el mercado mayorista de las
hortalizas y frutas frescas más grande de Chile, fueron más los almaceneros que
acudieron para proveerse de arroz, carne o lácteos”, señala Araya.
Lo mismo se repitió el martes. “Estuvimos colapsados. No
avanzaba ni Carlos Valdovinos ni General Velásquez, porque todo el mundo se
vino a comprar acá. Tenemos un flujo normal de 6 mil a 8 mil vehículos diarios,
se duplicó la cifra”, dice.
Ante el estado de excepción, en Lo Valledor señalan que se atienen
a la ley en cuanto a que no puede haber actividad comercial mientras está el
toque de queda.
“Hemos permitido que los camioneros que traen lo que han
cosechado puedan ingresar y si el comprador llega fuera de hora, no lo vamos a
exponer y dejarlo en la calle tampoco”, dice Marcelo Araya.
El país abastecido
Entre Arica y Puerto Montt no ha ocurrido desabastecimiento,
tal vez una merma en los volúmenes comercializados por mayor lentitud en el
transporte y también por una mayor demanda de la población que compra para
tener en caso de escasez. Ello tampoco estaría impactando en forma desmedida
los precios, al menos a nivel de mayoristas.
Comentarios recogidos en los mercados indican que hay un
alza de los tomates, pero que no se debería a los últimos acontecimientos, sino
que a la estacionalidad, ya que están bajando los volúmenes que llegan desde
Arica porque el clima no ha acompañado la maduración, mientras que las zonas
productoras de Quillota y Ovalle han demorado en entrar en producción.
Las zanahorias aparecen con un alza importante, pero esto se
debe a que se plantó menos en la zona central, ya que el desempeño del producto
fue negativo el año pasado. En tanto, las papas muestran un alza mínima de
1.000 pesos por saco y la cebolla se mantuvo en su valor.
En cuanto a frutas, las que estaban en frío como pomáceas y
plátanos han bajado un poco más de lo normal a la fecha. Se está a la espera de
que aparezcan las cerezas y carozos, para los cuales se especula que hubo menor
producción.
Tags
AGRO