Carta al director: ¿Sabemos lo que celebramos el 4 de octubre?



Señor director:
Hoy, para muchos, la figura de Violeta Parra no tiene otro significado más que el de una estatua en la plaza de armas, una casa roja de adobe y una ofrenda floral que, año tras año, depositan devotamente nuestras autoridades "en memoria" de la hija ilustre de la ciudad. ¿Quién fue Violeta Parra? ¿Por qué su obra es importante? Creo que es un deber que sepamos, como sancarlinos, la historia de una de las mujeres más influyentes de la segunda mitad del siglo XX en Latinoamérica.

Reconocido por todo el mundo es el legado de la insigne Violeta Parra; es que esta sancarlina fue una de las primeras voces de Chile y el cono sur en levantar su canto como un portavoz de protesta, crítica política y social.

Violeta Parra, a diferencia de lo que muchos podrían pensar, no fue de esas señoras con coloridos vestidos de "chinita", largas trenzas y amable rostro que cantaban las tonadas más alegres y entretenidas de las ramadas. Parra cantaba a lo humano y lo divino: "la Violeta" ocupaba su guitarra y su voz para elevar el clamor de los pobres, rezagados y segregados; ese era su "folklor" (palabra de origen europeo que significa "música del pueblo").

El contenido de sus composiciones (puesto que, además de recorrer los campos de Chile rescatando y archivando las tonadas y cantos populares nunca antes documentados, también se dedicó a la composición) muchas veces hizo que su música no fuera masificada ni popularizada por políticos, latifundistas y empresarios.

Es tan grande y poderoso el legado de Violeta Parra (que ha sido mundialmente reconocido décadas después de su muerte en 1967) que en Chile se ha decidido conmemorar, para la fecha de su natalicio (4 de octubre), como el Día de la Música Chilena.

 La silueta de "la viola" (como le decían a Violeta) quedó marcada para siempre en el calendario nacional, como un homenaje a la principal impulsora e iniciadora de la nueva canción chilena: aquella misma mujer con cuyo monumento nos hemos encontrado cientos de veces, y, para nosotros, ya forma parte del paisaje.

Elías N. Meza Falcón
Estudiante de enseñanza media
San Carlos, Chile

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