Nathalie Morales
Cuatro segmentos que hacen punta en el país apuntan a una
mayor capacidad de trabajo para las labores.
Mayor capacidad de trabajo para realizar labores más
eficientes parece ser el común denominador de los principales segmentos de
maquinaria agrícolas que presentan las marcas nacionales como las
multinacionales por estos días.
Esto se explica fundamentalmente por la gran participación
que tienen los contratistas en las labores agrícolas, ya sea para sembrar,
pulverizar o cosechar. Se estima que casi el 80% corresponde a trabajos de
terceros. Así, ahora con este nuevo portafolio, el objetivo es poder trabajar la
mayor cantidad de hectáreas en las ventanas de cada cultivo, que cada vez se
acortan más.
En este sentido, las máquinas han ido variando en el último tiempo hacia esta tendencia. En primer lugar, las cosechadoras han ido modificando la
potencia media, ancho de cabezal, y capacidad de tolva, con un crecimiento de
un 6% anual en la última década, según datos del INTA Manfredi.
Por ejemplo, en el año 2000 la potencia media vendida estaba
en 200 HP, en el año 2010 el promedio aumentó a 300 HP y en el 2017, a 370 HP.
Algo similar sucedió con la capacidad de tolva, la cual pasó de 5.500 litros en
el 2000 a 8.000 litros promedio en el 2010 y superó los 10.000 litros en la
actualidad, con modelos que ofrecen una capacidad de más de 35.000 litros y 28
toneladas.
Respecto al ancho de cabezal se produjo un fenómeno similar
sostuvo el informe liderado por el especialista Mario Bragachini, profundizando
por la adopción de los draper. “Estos diseños de cabezales fueron adoptados
debido a la mayor performance que ofrecen cuando el ancho de trabajo supera los
40 pies”, sintetizó.
Este crecimiento en tamaño que se evidenció en los últimos
10 años, fue acompañado con la incorporación de una serie de equipamientos
hidráulicos y electrónicos, electrónica de hardware que conectados con software
específicos y actuadores permitieron la automatización del funcionamiento,
mantenimiento y regulación de la cosechadora en el campo, explicaron desde el
INTA Manfredi.
En el caso de los tractores, la tendencia va hacia fierros
con motores eficientes en el consumo de combustible (turbos, intercooler,
common rail) que pueden tolerar bien un porcentaje de hasta un 20% de biodiésel
con garantía del fabricante. El gasoil normal posee un corte del 10% del
biocombustible, señaló en este caso Federico Sánchez, otro experto del INTA
Manfredi.
“Los tractores deben tener una eficiente transferencia de la
potencia a la barra de tiro y eso se consigue con tractores 4×4 articulado o
4×4 asistido, equipados con rodados de alta flotación y diseño apropiado de
banda de rodamiento, en lo posible se deben utilizar neumáticos radiales de
baja presión de inflado”, agregó.
El otro punto importante del tractor, detalló, es la
asistencia hidráulica de buen caudal, presión y con sistema centro cerrado para
operar máquinas con motores hidráulicos (que en el futuro serán reemplazados
por actuadores eléctricos) y ahí sí se requerirá mayor asistencia eléctrica a
los tractores. “Hoy ya existen en el mercado muchas sembradoras eléctricas, lo
cual es la tendencia en este tipo de máquinas”, ejemplificó Sánchez.
“Para los tractores utilizados en tambos y feedlot la
demanda viene por el lado de la marcha ultra lenta y reversores (lo más
automático posible) de sentido de avance, también de un tren delantero
reforzado para colocar una pala hidráulica más una buena dirección asistida y
también el equipamiento 4×4 asistido será tendencia”, destacó.
Por otro lado, también será muy inportante el confort del
maquinista, tanto en tractores como también en cosechadoras y pulverizadoras.
Puntualmente en este segmento de tractores, el objetivo es poder contar con
una cabina panorámica hermética y con un buen asiento regulable, con buena
ergonomía y confort y aire acondicionado eficiente.
“En lo posible que contenga un sistema de refrigeración para
alimentos y bebidas” sumó Sánchez como uno de los enfoques para poder que el
maquinista pueda sumar la mayor cantidad de horas posibles de trabajo con
condiciones laborales confortables.
Las pulverizadoras autopropulsadas son otra referencia de
cómo fue variando la tendencia en los últimos años gracias a la implementación
de mayor tecnología. En Argentina, el grueso de la oferta de “mosquitos” se
ubica en el rango de 120/160 HP, aunque comienza a ganar presencia las
versiones con motorización de mayor potencia, en línea con los requerimientos
adicionales del incremento de la capacidad operativa y las transmisiones
integrales.
Y además, están a la vanguardia en lo que respecta a
incorporación de tanques de mayor capacidad. Según datos del mismo INTA, un 40%
de los modelos disponibles se ubican en el rango de 2.800 a 3.100 litros de
capacidad, en tanto que otro 35% se encuadra por encima de ese nivel.
En línea con el punto anterior, también tuvo un auge la
adopción de barrales de mayor extensión. Más de la mitad de los equipos
disponibles superan los 28 metros de ancho de labor. “La tendencia impone el
desarrollo de sistemas más eficientes en la autonivelación, suspensiones
neumáticas independientes y componentes constructivos de menor peso y mayor
resistencia”, explicó el informe.
Si bien el 64% de los modelos mantienen la configuración
tradicional del motor detrás de la cabina, entre los lanzamientos recientes se
impone el uso del impulsor en la parte delantera por lo que el replanteo de
diseño permite optimizar el equilibrio de pesos.
Por último, por el lado de las sembradoras, la tendencia del
mercado es al aumento de las ventas de máquinas para grano grueso (monograno)
en detrimento del chorrillo. “La principal causa es que el productor desea
sembrar todo con una sola sembradora grano grueso adaptada a trigo”; apuntó.
En este sentido, también se busca mayor capacidad de
trabajo. Si bien la mayor participación de la oferta todavía se ubica en
versiones de tres a seis metros, el 37% de los modelos dispone de versiones de más de
10 metros de ancho de labor, informaron desde el organismo.
Respecto a la configuración, la mayoría de los equipos se
orientó hacia el rumbo que marcó la soja. En esta línea, se fueron
desarrollando máquinas apropiadas para implantaciones a menor distancia entre
hileras..
En concordancia con el incremento del ancho de labor, la
tendencia se volcó hacia las monotolvas de gran capacidad. La mayoría de los
diseños tienen tolvas compartimentadas para semillas y fertilizantes. Incluso
algunas llegan a estar ubicadas en doble hilera. La mayor capacidad de las tolvas
representa más cantidad de hectáreas sembradas por cada carga y menores
detenciones en la jornada de labor.
Y para agregar, la agricultura de precisión y la conexión es
parte muy importante también de estas tendencias que hay hoy disponibles en los
4 segmentos de maquinaria.
“En los próximos 10 años se producirá una revolución
tecnológica en la maquinaria agrícola global que provocará cambios de
paradigmas productivos, comparables a lo que produjo la irrupción del tractor
“gasolero con asistencia hidráulica” en las décadas del ´50-´60 del siglo
pasado”, culminó`explicando el experto Sánchez.