marcada por
fantasma de la demanda marítima
A lo largo de los
poco más de 10 kilómetros que separan El Alto de La Paz, los carteles dando la
bienvenida al Papa Francisco se repiten uno tras otro. En ambas ciudades el
rostro de Jorge Mario Bergoglio aparece en cada esquina y en las calles mujeres
venden a tres bolivianos (280 pesos chilenos) el programa completo de la visita
papal. Una señal de la expectativa que existe en Bolivia con la llegada del
Pontífice, quien pisará hoy suelo altiplánico pasadas las cuatro de la tarde,
tras abandonar Ecuador, la primera escala de su gira.
Serán tres días de
estadía en el país, donde estará sólo por algunas horas en La Paz -por los
riesgos de la altura- y luego se trasladará a Santa Cruz. El lema de la visita
es la renovación y la reconciliación, pero es otro asunto el que concentra la
atención y mantiene en alerta a la Cancillería chilena: la posibilidad de que
el Papa se pronuncie sobre la demanda marítima boliviana.
En las calles de La
Paz no hay dos opiniones sobre el asunto. “Esperemos que el Papa nos ayude con
el mar”, dice una vendedora callejera en el centro de La Paz. Lo mismo asegura
Carlos, un taxista paceño que confía que durante el viaje el Pontífice
“respalde” la demanda boliviana. Ello, pese a que el vocero del Vaticano dejó
claro la semana pasada que el viaje de Francisco a Bolivia es una visita
netamente pastoral y, por lo tanto, no se pronunciará sobre ese tema. “No
pienso que el Papa vaya a entrar en cuestiones políticas”, aseguró en Roma
Federico Lombardi, aunque agregando que “la intención del Papa es que se
superen estos problemas en una perspectiva de paz, de comunión y de
construcción de un futuro común”. Sus declaraciones se suman a las hechas por
el propio Presidente Evo Morales en mayo pasado y el Vicepresidente Alvaro
García Linera -en una reciente entrevista a La Tercera- quienes han insistido
que el viaje es puramente pastoral.
No obstante, la
percepción de varios analistas y ex diplomáticos en La Paz es que resulta
imposible asegurar que el Papa no hará algún comentario sobre el tema durante
las 48 horas que estará en suelo boliviano. “Yo creo que lo que pueda pasar es
imprevisible”, sostiene el ex embajador y ex ministro Manfredo Kempff (ver
entrevista), quien no duda que Evo Morales intentará “sacarle una palabra” al
Papa sobre eso.
Una opinión similar
tiene el analista político boliviano Carlos Cordero, quien no duda que el
asunto estará presente en la visita. “No hace falta que el tema vaya a ser
abordado públicamente durante la visita, para que de una u otra manera, en
algún momento, el Presidente Evo Morales afirme que el Papa apoya la causa
boliviana y ni el Papa ni la Iglesia saldrán a negarlo”, señaló en conversación
con La Tercera. Para Cordero eso generará un impacto mediático y las
aclaraciones “se harán en privado”.
Más cauto en su
análisis es el analista boliviano Carlos Toranzo, quien cree que el Vaticano y
el Papa serán muy cuidadosos sobre el tema y evitarán referirse a este asunto,
más aún porque, según él, el deseo mayoritario de la población es que ésta sea
una visita pastoral. Sin embargo, Toranzo reconoce que eso “no quiere decir que
el gobierno y el Presidente no intenten invitar a que el Papa tenga una opinión
más explícita sobre el tema”. Según el experto, Morales buscará politizar al
máximo la visita y sacar provecho a su favor del viaje del Pontífice.
“El Presidente no
tiene ningún amor a la Iglesia. Ahora ha bajado el tono, pero eso no vale
mucho”, sostiene. Pese a ello, insiste Toranzo, Evo Morales intentará vender al
máximo la visita como un logro suyo, con el fin de capitalizarla de cara a su
campaña por intentar lograr una nueva reelección en 2019.
El mandatario ya
mostró interés para que el Papa se involucre en el tema. Durante su visita al
Vaticano en septiembre de 2013, Morales le entregó un libro sobre la
reintegración marítima de Bolivia y a principios de año aseguró que el Papa
Francisco le había solicitado información sobre el tema. Un hecho que incluso
motivó, en enero, una declaración de la Cancillería chilena descartando toda
posibilidad de una eventual mediación papal.
Juan Paulo
Iglesias, enviado especial a La Paz