La unanimidad de
los senadores oficialistas suscribieron ayer una carta exigiendo una
retractación del timonel del MAS, por haber publicado un listado de donaciones
reservadas que fueron entregadas a los parlamentarios
El emplazamiento
aparece en el quinto y último punto de la carta que -tras ser firmada por la
totalidad de los senadores de la Nueva Mayoría -, los jefes de comité del PS,
la DC y el PPD le entregaron a las 18 horas de ayer a Alejandro Navarro.
Fue el punto
culmine de una semana en que el presidente del MAS se quedó sin aliados en el
oficialismo, luego de que publicara un listado de nombres de parlamentarios que
recibieron aportes reservados, instándolos a “sincerar” si las pesqueras
financiaron sus campañas.
El lunes se
ausentó de la reunión de comité político
en La Moneda, asegurando que no lo invitaron, y el martes no asistió al
almuerzo de senadores de la Nueva Mayoría en el Congreso.
El texto de la
carta enviada ayer a Navarro plantea que sus dichos “constituyen una conducta
irresponsable al no especificar los antecedentes concretos que fundan sus
acusaciones”, y que incurre así en una “práctica calumniosa que no podemos
aceptar”.
Luego afirma que si
Navarro sabe de que alguien ha cometido falta o delito, está en la obligación
-legal y moral-, de entregar los antecedentes a las instancias pertinentes. “La
imprecisión y generalidad de sus dichos constituyen una denostación de la labor
que desempeña el Senado y sus integrantes, porque acusa -falsamente- a los
miembros del Congreso de haber sido cooptados por intereses corporativos”,
continúa.
Por lo tanto,
insisten, “su conducta constituye una imprudencia que daña la imagen y el
prestigio de esta Corporación por lo que rechazamos enérgicamente su actuar y
solicitamos que rectifique públicamente sus dichos, aclarando que ha incurrido
en un error grave al acometer una generalización inaceptable”.
El ultimátum a
Navarro comenzó a fraguarse el martes, cuando se inició la redacción de al
menos tres borradores que contenían distintas fórmulas para tratar el caso. Ese
día, por la mañana, los jefes de comité de la Nueva Mayoría y los de la Alianza
conversaron el tema.
En ese momento
había un acuerdo transversal en que nadie se opondría a censurar al timonel del
MAS para removerlo de la vicepresidencia de la Cámara Alta. Sin embargo, luego
de varios análisis, se buscó una solución alternativa para evitar el costo
político de la censura. Consideraron que eso podría redundar en una
victimización de Navarro.
La resolución de
ponerle un ultimátum se tomó, sin embargo, a raíz de las señales de que el
líder del MAS no se retractaría.
Ayer por la mañana,
de hecho, el líder del MAS señaló: “Vamos a seguir insistiendo en que este
Congreso recobre legitimidad, pero no me pueden decir que me excuse, o pida
perdón, por algo que creo que es correcto”.