Es ahora o nunca


Chile busca la semifinal de la Copa América, frente al siempre competitivo Uruguay. Sampaoli ensayó más ataque que defensa, apostando a que la Roja ratifique su mejor juego y trato de balón.
El cliché dice que no hay mañana para el que pierda. Y es verdad, no lo hay ni para Chile ni para Uruguay, que mañana se miden por los cuartos de final de la Copa América 2015, en el Estadio Nacional (20.30).
Se habla de historia, de pergaminos, de tradición ganadora. Se habla de pedigrí. Si todo eso es lo más importante, la selección nacional entra a la cancha perdiendo por goleada. Pero no, cada partido tiene su relato y en éste, la Roja es favorita, por ser local, por ser el equipo más goleador del torneo y porque desde que terminó la Copa del Mundo de Brasil hace un año, sus mismos jugadores han planteado una y otra vez que están cansados de los triunfos morales.
Bravo, Medel, Vidal (que no debería estar en esta nómina), Sánchez y todo el ejército nacional quieren tomar la delantera como la mejor generación en la historia del fútbol chileno. Si logran doblegar a la garra charrúa, estarán dando un paso importante hacia ese objetivo. La gran definición estaría a sólo un paso, porque en semifinales toca enfrentar al ganador de la llave entre Bolivia y Perú.
Es difícil el escenario para la Selección, que no siempre responde a su condición de favorita (las menos para ser justos). Cuando todo está dado para ganar, Chile muchas veces se cae, como le pasó en la Copa América pasada, la de 2011, cuando en cuartos de final perdió sorpresivamente ante Venezuela (2-1), con el cuadro abierto totalmente para, por lo menos, instalarse en la final.
Sampaoli quiere romper el mito, en todo caso. Desde que la escuadra nacional sucumbió en los penales contra Brasil, en el Mundial, el DT ha buscado la fórmula para que Chile pase de equipo bueno a equipo ganador. Por eso, el último día de preparación antes del trascendental duelo, el entrenador dedicó una parte importante al trabajo ofensivo, tanto por las bandas como en las pelotas detenidas. Instaló a cuatro muñecos inflables (los alemanes) en el área, simulando movimientos típicos de los centrales uruguayos  y ordenó el ensayo de varias jugadas con balón en movimiento.
Eugenio Mena, quien en esta pasada parece ganarle la pelea por el puesto de lateral izquierdo a Jean Beausejour, tiró centro tras centro, a puntos específicos que pedía Sampaoli y con la orden de que ninguno fuera más alto que la cintura. El Chueco sería la única modificación respecto al 5-0 sobre Bolivia.
Para los tiros libres, en tanto, Marcelo Díaz y Matías Fernández (pensando que ingrese en el segundo tiempo) practicaron como únicos ejecutantes. Balonazos a zonas marcadas por el técnico, asumiendo que la Celeste tiene la ventaja indiscutida por aire. El DT, incluso, definió una práctica de penales, para la emergencia. Si el partido termina igualado en los 90 minutos, la definición desde los 11 pasos será inmediata, puesto que sólo en la final está contemplado que también se juegue alargue.
Ya lo dijo Sampaoli en su conferencia de prensa oficial: Chile no traicionará sus convicciones de ser protagonista, con la posesión de la pelota a su favor y con la búsqueda constante del arco rival. Eso prometió el casildense, mientras su colega charrúa, Oscar Washington Tabárez, también mostró sus cartas al decir que no le interesa dar un espectáculo, sino competir y ganar. Un choque de estilos, una tarea difícil, pero nada imposible, si la Roja juega a la altura del desafío.
Alvaro Poblete / 23/06/2015

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