Chile busca la
semifinal de la Copa América, frente al siempre competitivo Uruguay. Sampaoli
ensayó más ataque que defensa, apostando a que la Roja ratifique su mejor juego
y trato de balón.
Se habla de
historia, de pergaminos, de tradición ganadora. Se habla de pedigrí. Si todo
eso es lo más importante, la selección nacional entra a la cancha perdiendo por
goleada. Pero no, cada partido tiene su relato y en éste, la Roja es favorita,
por ser local, por ser el equipo más goleador del torneo y porque desde que
terminó la Copa del Mundo de Brasil hace un año, sus mismos jugadores han
planteado una y otra vez que están cansados de los triunfos morales.
Bravo, Medel, Vidal
(que no debería estar en esta nómina), Sánchez y todo el ejército nacional
quieren tomar la delantera como la mejor generación en la historia del fútbol
chileno. Si logran doblegar a la garra charrúa, estarán dando un paso
importante hacia ese objetivo. La gran definición estaría a sólo un paso,
porque en semifinales toca enfrentar al ganador de la llave entre Bolivia y
Perú.
Es difícil el
escenario para la Selección, que no siempre responde a su condición de favorita
(las menos para ser justos). Cuando todo está dado para ganar, Chile muchas
veces se cae, como le pasó en la Copa América pasada, la de 2011, cuando en
cuartos de final perdió sorpresivamente ante Venezuela (2-1), con el cuadro
abierto totalmente para, por lo menos, instalarse en la final.
Sampaoli quiere
romper el mito, en todo caso. Desde que la escuadra nacional sucumbió en los
penales contra Brasil, en el Mundial, el DT ha buscado la fórmula para que
Chile pase de equipo bueno a equipo ganador. Por eso, el último día de
preparación antes del trascendental duelo, el entrenador dedicó una parte
importante al trabajo ofensivo, tanto por las bandas como en las pelotas
detenidas. Instaló a cuatro muñecos inflables (los alemanes) en el área,
simulando movimientos típicos de los centrales uruguayos y ordenó el ensayo de varias jugadas con
balón en movimiento.
Eugenio Mena, quien
en esta pasada parece ganarle la pelea por el puesto de lateral izquierdo a
Jean Beausejour, tiró centro tras centro, a puntos específicos que pedía
Sampaoli y con la orden de que ninguno fuera más alto que la cintura. El Chueco
sería la única modificación respecto al 5-0 sobre Bolivia.
Para los tiros
libres, en tanto, Marcelo Díaz y Matías Fernández (pensando que ingrese en el
segundo tiempo) practicaron como únicos ejecutantes. Balonazos a zonas marcadas
por el técnico, asumiendo que la Celeste tiene la ventaja indiscutida por aire.
El DT, incluso, definió una práctica de penales, para la emergencia. Si el
partido termina igualado en los 90 minutos, la definición desde los 11 pasos
será inmediata, puesto que sólo en la final está contemplado que también se
juegue alargue.
Ya lo dijo Sampaoli
en su conferencia de prensa oficial: Chile no traicionará sus convicciones de
ser protagonista, con la posesión de la pelota a su favor y con la búsqueda
constante del arco rival. Eso prometió el casildense, mientras su colega
charrúa, Oscar Washington Tabárez, también mostró sus cartas al decir que no le
interesa dar un espectáculo, sino competir y ganar. Un choque de estilos, una
tarea difícil, pero nada imposible, si la Roja juega a la altura del desafío.
Alvaro Poblete /
23/06/2015