En los invernaderos de la Universidad de California en Davis, un grupo de científicos liderados por el profesor Eduardo Blumwald logró un avance que podría transformar la agricultura mundial: el desarrollo de un trigo genéticamente modificado capaz de generar su propio fertilizante.
El trabajo, publicado en Plant Biotechnology Journal, utiliza la herramienta CRISPR para editar el genoma del cereal y permitirle liberar compuestos que activan bacterias fijadoras de nitrógeno en el suelo.
Esta innovación busca reducir la dependencia de fertilizantes industriales, responsables de altos costos y emisiones, y marcar un nuevo horizonte para la sostenibilidad agrícola. Más detalles científicos y ambientales en www.sancarlosonline.cl .
Una alianza entre plantas y bacterias.
El estudio se centró en identificar moléculas naturales que estimulan las bacterias del suelo. De 2.800 compuestos analizados, el equipo seleccionó apigenina, un flavonoide que el trigo ahora produce en mayor cantidad. Este compuesto promueve la formación de biopelículas microbianos, entornos de bajo oxígeno donde las bacterias fijan nitrógeno atmosférico y lo transforman en nutrientes aprovechables para la planta.
En términos simples, el trigo actúa como un catalizador biológico, ayudando a las bacterias a hacer el trabajo que antes dependía de fertilizantes externos. Según Blumwald, es “como enseñar al trigo a colaborar con la vida del suelo”.
Eficiencia y sustentabilidad
Los resultados fueron promisorios: el trigo modificado mostró rendimientos más altos en suelos con bajo nitrógeno, acompañado de una mayor actividad bacteriana en las raíces. Para la investigadora Hiromi Tajima, primera autora del estudio, esta estrategia “abre la posibilidad de aplicar el modelo a otros cereales básicos como arroz o maíz”.
El impacto potencial es enorme. En Estados Unidos, los agricultores gastaron cerca de 36 mil millones de dólares en fertilizantes en 2023, según el Departamento de Agricultura. Reducir ni siquiera un 10% de ese gasto equivaldría a más de mil millones de dólares en ahorros anuales, además de una baja significativa en emisiones y contaminación de aguas.
Ciencia aplicada para una nueva agricultura
El proyecto, apoyado por Bayer Crop Science y la Will Lester Endowment de UC Davis, reúne a especialistas en genética vegetal, microbiología y biotecnología. La universidad ya presentó una solicitud de patente, buscando llevar la tecnología al terreno productivo.
Para Blumwald, el avance también tiene implicancias sociales: "En África, muchos agricultores no pueden costear fertilizantes. Imagina cultivos que obtienen su propio nitrógeno, sin gasto adicional; eso cambia vidas".
Este “trigo que se fertiliza solo” refleja un nuevo enfoque agronómico que busca dialogar con la vida del suelo en vez de reemplazarla. Se trata de hacer que la ciencia funcione a favor de la naturaleza, reduciendo costos y mejorando la eficiencia agrícola desde la raíz.
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Fuente: bioeconomia.info
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