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La dolorosa situación es parte
del largo periplo que enfrentan dos jóvenes profesionales, J.W.F.F. y K.A.O.F.,
quienes están empeñadas en obtener una declaración de paternidad ante la
justicia.
Si bien el proceso judicial
abarca diversas diligencias, el episodio más dramático se vivió el pasado 27 de
mayo, cuando se llevó a cabo la exhumación autorizada judicialmente, con
antecedentes de ubicación exacta proporcionados por el Cementerio municipal de
San Carlos.
El equipo convocado para la
diligencia llegó hasta la tumba que se identificaba claramente con la identidad
del fallecido (iniciales P.A. del C.O.M.), quien murió a mediados de 2021.
Los profesionales del Servicio
Médico Legal (SML) se aprestaron a realizar la exhumación y toma de muestras de
ADN, procedimiento que buscaba establecer la identidad del fallecido. Todo
transcurría normalmente hasta que, al retirar la lápida con la identificación
correspondiente, se encontró el ataúd, el cual fue abierto en presencia de los
profesionales del SML, una representante del Tribunal y los abogados de ambas
partes.
La sorpresa fue mayúscula al
comprobar que en el interior del ataúd se encontraba el cuerpo de una mujer
adulta mayor, hecho que quedó registrado en el informe que el SML remitió al Tribunal que lleva la causa.
De manera extraoficial se ha
indicado que el cuerpo que originalmente ocupaba dicha tumba habría sido
exhumado cerca de 15 días después de su sepultación, en 2021, y posteriormente
trasladado a otra ciudad para ser incinerado por decisión de la familia.
Para efectuar una exhumación es
necesario cumplir con un trámite ante las autoridades sanitarias y el
cementerio respectivo. Se exige un protocolo que, en este caso, no se habría
cumplido al menos por parte del Cementerio municipal de San Carlos.
Posteriormente, este recinto informó que los antecedentes y trámites de dicha
exhumación no estaban actualizados, pese a que han transcurrido aproximadamente
cuatro años.
A partir de este hecho, el caso
abre nuevas líneas investigativas, mientras que lo ocurrido en el ámbito
municipal deja interrogantes: ¿cómo es posible que una tumba debidamente
identificada, tanto en el lugar como en los registros entregados al tribunal
para la exhumación, resultara errónea? ¿Qué ocurrió con la exhumación del
cuerpo de una tercera persona?