Otro episodio lamentable en el
En el último Concejo Municipal de San Carlos, se vivió un episodio lamentable cuando, pese a los ruegos de los ediles, el alcalde mantuvo su decisión de no darle continuidad laboral a una funcionaria sin motivo aparente. Los ediles recordaron al alcalde Suazo que su decisión deberá ser pagada con la plata de todos los sancarlinos, ya que es evidente que esto dará inicio a otra demanda laboral, como ocurrió con el director de Control, quien después de permanecer más de un año suspendido, recibiendo su sueldo, demandó al Municipio y este debió pagarle 10 millones de pesos.
Argumentos del alcalde
El alcalde argumentó que en ese caso la suspensión era decisión del fiscal del sumario, omitiendo que él ha nombrado a los fiscales en cada caso y que son funcionarios de su confianza.
Secretario municipal le representó el caso
El caso del término del contrato afecta a una secretaria que lleva años en el municipio de San Carlos, sin tener ninguna observación en sus labores. Este caso solo pudo ser conocido luego que el secretario municipal, Hernán Millán, le representara directamente al alcalde la medida y solo por su acción el caso tuvo tribuna en el Concejo Municipal.
Reacciones de los concejales
Quienes siempre apoyaron las medidas de Suazo, la concejala Polanco y su par García, esta vez intervinieron para sumarse a los reclamos por la decisión del alcalde. Otro hecho que se ventiló en la sesión y que está grabado, es la alerta por eventuales casos de no renovación de contratos y “acomodos” de funcionarios de confianza de Suazo en determinados cargos, en desmedro de funcionarios de carrera, lo que no fue confirmado ni desmentido.
Llamado a la reflexión
Con vehemencia, el concejal Silva le rogó a Suazo que no cometiera estos errores y dejara la situación de los contratos y de la planta. “Salga con la frente en alto, no cometa errores. Que sea la próxima administración la que vea el tema de los grados, los contratos, los honorarios”, enfatizó Silva. El tema se cerró con un áspero diálogo entre Pizarro y Suazo, donde se acusaron mutuamente de “asolapados”.