La necesidad de ser “memoria agradecida” para construir comunidad

“Los hombres pasan y las instituciones quedan…” sin dudar que esta máxima de la vida, se aplica absolutamente en todas las instituciones, que pese a ser entidades compuestas por hombres y mujeres que aportan desde sus particularidades, lo que permanece siempre es la institucionalidad. Así como la máxima es una verdad incuestionable, también es verdad que hay ciertos hombres y ciertas mujeres, que marcan de una manera distinta las instituciones, las comunidades y los espacios en donde se desenvuelven.

Así como el hospital de San Carlos, en justicia lleva el nombre del doctor Benicio Arzola Medina, por su innegable aporte a la vida cotidiana de nuestra comuna, desde la mas temprana edad, hasta su longeva presencia, así también hay otros espacios, otros edificios y otras instituciones, que de manera justa y visionaria hacen honor a alguno de aquellos y aquellas que fueron parte de su propia historia.

La Municipalidad de San Carlos, ha visto partir recientemente, a uno de aquellos que marcó pasos firmes dentro del quehacer municipal, que con su generosa presencia siempre mostró una especial dedicación a enseñar sus conocimientos, a quienes o a quien lo solicitara. Que, por años y años, tuvo una permanente buena disposición a la colaboración, que, con su vital presencia diaria, fue capaz de mantener un vínculo permanente con la comunidad, especial dedicación siempre tuvo con los medios de comunicación, que siempre también contaron con su generosa y vital buena disposición. 

Siempre Ramón Andrés Saldaña Sepúlveda, entendió como pocos, la necesaria ligazón y contacto con la ciudadanía, incluso mas allá de su trabajo cotidiano. Ramón Saldaña representa de algún modo, a aquellas y aquellos imprescindibles en todos los grupos humanos. En justicia, algún espacio municipal debe llevar su nombre, no solo por lo que representó don Ramón, sino también, porque de esta forma se muestra a las generaciones actuales y futuras, que es posible trascender más allá del trabajo cotidiano. 

En la medida que se entienda que, si bien “todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar…” debemos hacer este camino de vida, con una disposición permanente al buen trato, debemos vivir con una generosa sonrisa, capaz de pasar por cualquier legítima deferencia. Ramón Saldaña Sepúlveda debe ser un buen ejemplo, que más allá que son las instituciones las que permanecen, hay algunos que trascienden y permanecen en el recuerdo de la comunidad.