En todas las ciudades, y también aquí en San Carlos, Ñuble, los chilenos elegimos a nuestras autoridades locales.
Para la elección de alcalde,
debemos considerar no solo la definición de lo que es un alcalde: la autoridad
máxima de un municipio, responsable de su administración, sino también el
concepto de líder que debe acompañar a este alcalde. Un líder es la persona que
guía, inspira y dirige a un grupo hacia un objetivo común.
En los dos últimos periodos, los
candidatos ganadores han logrado su deseo de ser alcalde. Sin embargo, como
ocurre en otras ciudades, sus pretensiones se han transformado en prebendas
personales, y la gente, como usted, no ha visto los cambios prometidos ni las
promesas cumplidas.
No se puede cumplir una tarea si
no se tiene claro cuál es el objetivo. Tampoco se puede materializar un plan de
cuatro años si no se hace lo que se prometió o si a cada momento se cambia de
rumbo, como una brújula descontrolada.
Casi todos los candidatos dicen
tener claro su objetivo y enarbolan múltiples necesidades de la comunidad,
muchas de las cuales siguen sin solución. Una forma de elegir a un buen alcalde
es comprobar si tiene características de líder, si es capaz de convocar y
motivar, no solo de hablar en público y agitar las manos con vehemencia, sino
de tener claridad sobre las tareas que deben enfrentar y a las cuales debe
convocar también a la comunidad en un proceso participativo.
De los candidatos que hoy están
en campaña y pretenden ser alcalde, ¿cuál cree usted que tiene verdaderas
características de líder? ¿A cuál de ellos seguiría porque le genera confianza
y su discurso es creíble?
Vote por quien usted crea que es un líder que merece ser alcalde. Porque en estos tiempos, más que un administrador, necesitamos a alguien que sepa inspirar y guiar con un propósito claro. Un líder capaz de transformar las promesas en realidades y de dirigirnos hacia un futuro mejor para todos.