LOCAL. - Con la llegada de las bajas temperaturas y las lluvias, en algunos hogares de San Carlos es más común la ingesta de legumbres, como los porotos, las lentejas y los garbanzos, reconocidos por ser una excelente fuente de proteínas vegetales, fibra, vitaminas y minerales.
Sin embargo, a pesar de las numerosas ventajas que ofrecen estos alimentos, se ha observado una disminución en su consumo.
Hugo Mella, dueño de la bodega Frutos del País Minimuller, comenta: “La compra ha disminuido con respecto a años anteriores. Antes, en los hogares se destinaba más tiempo a cocinar y el precio estaba más al alcance del consumidor”.
Don Hugo, como lo llaman sus clientes, explica que antiguamente había más variedad y cantidad de legumbres, ya que la agricultura era más activa. Sin embargo, con los tratados de libre comercio, los agricultores locales no pueden competir con los precios de los productos extranjeros más baratos.
La caída en la producción nacional de cereales y legumbres ha provocado una disminución significativa en el número de bodegas de frutos del país.
Hace 20 años, San Carlos contaba con 20 bodegas; hoy en día, solo quedan dos. Don Hugo añade que la tendencia actual hacia la comida rápida también ha contribuido a la disminución en el consumo de legumbres. “Hoy algunos padres, como tienen poco tiempo, eligen la preparación de comida rápida para sus hijos. Este hecho ha generado una caída en el consumo de legumbres. Antes se consumía 2 o 3 veces a la semana, y hoy con suerte una vez”, asegura.
En la bodega de don Hugo, las lentejas, los porotos y los garbanzos se venden a $2.500 el kilo. Los clientes pueden encontrar variedades como porotos rubí, cimarrón y tórtola.
Don Hugo explica que muchas legumbres ahora llegan del extranjero, como la lenteja canadiense, que, según él, no tiene el mismo sabor que la lenteja nacional.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el consumo de legumbres para disminuir el riesgo de enfermedades asociadas con la alimentación, como la obesidad y la diabetes mellitus tipo 2.
Finalmente, don Hugo advierte que, de no existir políticas que impulsen la agricultura nacional, el país seguirá dependiendo de otras naciones para el consumo de alimentos, poniendo en riesgo la autosuficiencia alimentaria y la tradición culinaria local.
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