AGRO. - “Este sistema llegó para quedarse”, sostuvo el productor arrocero Luis Valenzuela del sector Santa Amelia, en San Carlos, al referirse a la implementación del SRI (System of Rice Intensification) o sistema de intensificación del cultivo del arroz, que está implementando el INIA como nueva forma para producir arroz en Chile.
Esta metodología utiliza riegos intermitentes, en reemplazo de la tradicional inundación que ha caracterizado a este cultivo, cambio que no es antojadizo, ya que responde a la creciente disminución de agua para riego, en gran parte del orbe.
Para Luis Valenzuela la falta de agua es un gran problema, razón por la cual sigue muy de cerca el sistema de riego. “Es muy amigable con el medio ambiente, de mucha economía de agua, de considerable ahorro en dosis de semillas y fertilizantes”, destacó, tras asistir al día de campo “Arroz y cambio climático: el aporte de INIA a la adaptación del cultivo y la seguridad alimentaria nacional”.
Esta actividad se insertó en la ejecución del proyecto de investigación "Arroz más productivo y sustentable para Latinoamérica", iniciativa que cuenta con el impulso del Fondo Regional de Tecnología Agropecuaria (FONTAGRO) y que ejecuta INIA en conjunto con FLAR, IICA, y otros centros de investigación de Sudamérica.
Mismo rendimiento, pero 50 % menos agua
El agricultor Luis Valenzuela destacó que con el sistema SRI los suelos se preparan para ser regados de forma intermitente cada siete o diez días, dependiendo de lo que indiquen los instrumentos de humedad en el suelo. Recalcó que el nuevo sistema permite ahorrar un 50 % del caudal de agua que normalmente se utilizaba. “De los 18 mil a 20 mil metros cúbicos que empleamos en el sistema tradicional, podemos bajar a la mitad, es decir de 10 mil a 12 mil metros cúbicos, lo que constituye una gran ventaja”.
El productor añadió que lleva dos años de prueba, incrementando paulatinamente la cantidad de hectáreas destinada a este sistema, hasta las siete hectáreas de esta temporada. Entre las ventajas también resaltó que la aplicación de nitrógeno tiene una eficiencia del 70 % en suelo seco, mientras que en el inundado solo llega al 30 %, además del ahorro en productos para el control de malezas.
El desarrollo de la tecnología SRI, denominado también arroz climáticamente inteligente, es impulsado por la investigadora de INIA Quilamapu, Karla Cordero, con el apoyo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA). “Este sistema cambia todas las prácticas de manejo para que el arroz pueda ser cultivado solo con riego, lo cual nos permite producir un arroz más amigable con el medio ambiente, al utilizar menos agua”. La ingeniera agrónoma agregó que con la ausencia de inundación “se deja de producir metano y se baja la producción de óxido nitroso”, ambos gases de efecto invernadero, lo que impacta en el resguardo del medio ambiente.