Hoy San Carlos está de luto: Homenaje al entrañable Padre Juan


Hoy San Carlos está de luto. Uno de los suyos se ha ido. Uno de los suyos que eligió ser parte de su historia, aunque nació a miles de kilómetros, en tierras ibéricas. Eligió sus calles para dibujar sus pasos, sus atardeceres para encontrar su rostro, su tiempo para compartir su creencia, el Convento de los Padres Trinitarios para forjar su hogar, la memoria de los sancarlinos y sancarlinas para dejar su nombre: el Padre Juan.

Sacerdote emblemático, referente de la fe para generaciones, acaba de dejar su último aliento en una madrugada de este abril con los colores del otoño. Se despidió, sin embargo, no para irse. Es que cuando se va alguien tan querido, tan reconocido, tan trascedente en la historia de tantas personas, lo que parece una despedida es el reencuentro con el significado de lo vivido. 

Porque ante la dolorosa noticia, lo que viene a la memoria de todos y todas quienes lo conocimos es su semblante sereno, su mirada profunda, su voz pausada, la ternura de su sonrisa, la certeza de un hombre de convicciones que entregó su vida a una vocación de fe, la que descubrió muy joven y guio su andar a cada momento. 

Y, precisamente, aquello es iluminador, un regalo de la existencia: haber conocido a alguien que creyó y se entregó a la certeza de su propósito de vida. Por su profunda fe comenzó un camino, no exento de desafíos y dificultades, con una sola esencia: su vocación, expresada en una vida entregada a Dios. Por esa vocación incluso creyó en nuevos horizontes, dejando su tierra natal, a los suyos, para cruzar océanos y encontrar su hogar en esta tierra del sur de Chile, consagrando sus días a compartir su saber, su experiencia y el sentido de la fe convertida en vida. 

Un ejemplo invaluable que trae el llamado a escuchar el propio corazón y descubrir la vocación profunda, aquella que da sentido a la vida, aquella que nos guía e impulsa a soñar sin pausa, a superar obstáculos, a entregar lo mejor de nosotros mismos, haciendo del mundo un lugar mejor para todos. Tal como lo hizo el Padre Juan, quien, muchas veces desde el silencio, nos hizo entender lo que es vivir en plena consecuencia con lo que somos y creemos.  

Por eso, el querido Padre Juan es inolvidable y su imagen se quedará en todos nosotros y nosotras. Porque un hombre con convicción, que se ha entregado a su vocación, es expresión de amor, valentía, generosidad, ternura, rectitud, honestidad y alegría. Por eso hoy su historia se vuelve inspiración, una inspiración que nos acompaña en el dolor y la esperanza, que se encuentran en este momento como la tierra y el agua. 

Hoy San Carlos está de luto y más de una lágrima será derramada en muchos hogares, más de un recuerdo emocionará a tantos rostros. Hoy San Carlos está de luto. Uno de sus hijos queridos, ahora camina en su corazón.

Sol Domínguez Pacheco


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