Conocido como durazno de viña o morado, el durazno betarraga es un tradicional fruto que ha permanecido en sectores rurales, pero difícil de encontrar en mercados y en viveros.
Por este motivo, la empresa
Botania, con el apoyo del FIA, ha liderado estudios y asesorado la producción a
pequeña escala de agricultores de la Región del Maule, con lo que esperan
contribuir al rescate y valorización patrimonial de la especie.
La especie se puede encontrar
desde la Región de O´Higgins a La Araucanía y sobresale por sus propiedades
antioxidantes similares a las del arándano, pero cuenta con un rendimiento por
hectárea superior. A partir de estas virtudes Botania ha coordinado su trabajo
con pequeños productores de la comuna de Constitución, con quienes han
conseguido la materia prima para elaborar una pulpa de durazno que conserva las
propiedades del fruto.
En esta línea, la coordinadora
del proyecto, Lorena Marchant, destacó que “un camino posible para conservar
productos patrimoniales es a través de la innovación en alimentos. Desde los
inicios del proyecto trabajamos con un grupo de agricultores que cuentan con el
durazno en su huerto y se han interesado en explorar alternativas de
transformación, ya que al ser un fruto que madura muy rápido su venta como fruta
fresca es compleja. Por este motivo, probamos distintas tecnologías para
desarrollar un ingrediente que conserve sus propiedades antioxidantes,
nutricionales, de sabor y aroma”.
Botania para elaborar la pulpa ha
trabajado junto al Centro de Estudios de Alimentos Procesados (CEAP), por lo
que cuenta con Resolución Sanitaria y una trazabilidad completa. Cabe añadir
que, entre los diversos usos del producto, destaca en preparaciones gourmet,
jugos, helados, coctelería y puré de durazno 100 % de fruta, sin azúcar.
“Para procesar la fruta
realizamos un pilotaje donde se aplicó pasteurización en frío con altas
presiones logrando una pulpa que conserva sus propiedades funcionales y de
color, dando otro enfoque respecto de los productos tradicionales. Nuestro
producto ha sido utilizado en la preparación de helados, postres y salsas
agridulce. Este fruto no es muy dulce y tiene un retrogusto amargo terroso,
similar al vino, es un sabor super interesante para ser utilizado en
preparaciones dulces o saladas”, añadió la coordinadora del proyecto.
“Esperamos poder continuar nuestro proyecto y colaborar con la industria gastronómica y hotelera, ya que constituyen el último eslabón en la cadena de conservación de los alimentos con historia”, cerró Marchant.