El nuevo oro en Europa es la Algarroba


AGRO.- En el continente se llega a pagar hasta 2,5 euros por kilogramo por ser considerado un superalimento con utilidades como espesante alimenticio natural o ingrediente para la industria cosmética y farmacéutica.

La algarroba, fruto del algarrobo que pobló grandes bosques en el pasado, es ahora considerada un superalimento. Pero -según un reporte realizado por el diario español El País- señaló que  no hace mucho era un humilde pienso para el ganado. A tal punto se ha revalorizado que lo planteó así desde el título: «La algarroba, el nuevo azafrán».

La novedad está en su utilidad como espesante alimenticio natural o ingrediente para la industria cosmética y farmacéutica, cuestiones que ha puesto a este fruto de la perseverancia vegetal en el desierto de moda y su precio cotiza por las nubes. 

En España dan cuenta que la algarroba, extendida sobre todo por el Mediterráneo, se ha convertido en una especie de joya del secano de España, principal país productor, y atrae cada vez más a los «amigos de lo ajeno» por su gran rentabilidad. Por lo que está bajo custodia policial debido a los saqueos que se producen en época de cosecha.

En España, son más de 45.000 las hectáreas cultivadas de algarrobo. En dos años su demanda ha aumentado un 50%.

En dos años su demanda ha aumentado un 50% porque la algarroba ahora tiene más usos. Así, aunque «antiguamente era para el ganado, para los caballos», ahora también se usa en la alimentación humana, según explicó Julián Cervera, presidente de la cooperativa Fruitsecs.

Y es que de una vaina se aprovecha todo. Juan Carlos Balaguer detalló que de la pulpa se hace un polvo parecido al del cacao con el mismo uso y de la semilla se extrae un producto que sirve de espesante en la fabricación de gelatinas y salsas.

Desde el Colegio de Nutricionistas de la Comunidad Valenciana, Ruth García señala que «es un alimento rico en proteínas, hidratos de carbono complejos -que son hidratos de carbono saludables-, antioxidantes, vitaminas y minerales y también fibra«.

Además, ahora está presente en más productos, como sustitutos del cacao instantáneo, harina de algarroba, galletas, pasta para untar o tabletas, entre otros. Y, según afirman en los puntos de venta, lo cierto es que hay demanda.

Un árbol del pasado que, a su vez, tiene un gran futuro porque resiste muy bien los cambios climáticos. Además, «es muy sostenible», según apuntó David Romero, técnico de frutos secos de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), porque «no existen plagas que le afecten» y absorbe «una gran cantidad de CO2«. Eso sí, no resiste los robos, que en estos dos años también se han duplicado.

Algarrobo y cambio climático

Joan Tous Martí, de Empresas Innovadoras de la Garrofa (EiG), explicó que «la gran rusticidad de este árbol, su poca exigencia a cuidados culturales, el incremento de la rentabilidad en las nuevas plantaciones, debido a su elevada productividad, unido a las potenciales perspectivas comerciales y saludables de su fruto desecado -principalmente de la goma de garrofín-, hacen que esta especie pueda ser considerada como una renovada alternativa de cultivo para determinados secanos y zonas con escasos recursos hídricos».

El algarrobo (Ceratonia siliqua L. Para los españoles) es una especie leñosa que se cultiva en zonas costeras de la cuenca mediterránea. España es el primer productor y exportador mundial de algarroba, con una cosecha anual en torno a 60.000-80.000 toneladas, y una superficie de cultivo regular de unas 45.000 hectáreas. El cultivo se extiende en varias Comunidades, como la Valenciana (44 %), Baleares (28 %), Catalunya (22 %), Andalucía (4 %) y Murcia (3%). 

Agregó detalles del cultivo en su país: «El algarrobo, concretamente en la zona levantina e islas Baleares, se caracteriza por tener unas plantaciones tradicionales envejecidas, de secano, con bajas densidades (unos 50 árboles/ha), y relativamente poco cuidadas, lo que da lugar a la obtención de bajas producciones, alternantes y de variable calidad comercial. Sin embargo, en los últimos años, se están realizando nuevas plantaciones, principalmente en zonas prelitorales de Cataluña, Baleares y la C. Valenciana, con escasa o nula incidencia de heladas, densidades entre 100-150 árboles/ha, y en alguna de ellas se obtienen buenas producciones, con bajos costes, al mecanizar la recolección«.

La mayoría de plantaciones regulares son normalmente pequeñas, menos de cinco hectáreas, y también es muy frecuente la presencia de algarrobos aislados asociados a otros cultivos (almendro, viña, olivo, higuera etc.), y ello hace que en este sector -compuesto por unos 45.000 agricultores- sea corriente la práctica de la agricultura a ‘tiempo parcial’.

Indicó que respecto a la semilla (o garrofín), se compone de tres elementos estructurales diferenciados: cutícula (15-30 %), endospermo (42-60 %) y germen (19-25 %). El endospermo es la fracción de la semilla más valorada en el mercado y, después de su molienda, se comercializa como ‘goma de garrofín’ (también conocida como Locust Bean Gum-LBG). Se emplea como un aditivo alimentario natural, denominado también en la UE como E-410. Esta goma mucilaginosa se utiliza en una amplia gama de productos alimentarios como agente espesante, aglutinante y gelificante o dispersante. Se trata de un producto commodity utilizado por la industria alimentaria para la producción de una gran cantidad de productos (helados, sopas, salsas, quesos, pasteles de frutas, embutidos, confitería, productos de panadería y bollería, etc.) y también las harinas de menos calidad se utilizan en la alimentación de animales de compañía (pet-food). (Memo)

fuente: suenaacampo.com


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