Sería más barato y sostenible que los tradicionales
AGRO.- Un equipo de investigación de la Universidad de Almería (España) ha desarrollado un biofertilizante elaborado con desechos de tomatera más barato y sostenible que los tradicionales. Los expertos proponen aplicar un tratamiento térmico a los restos de cultivo del año anterior, que habitualmente se descartan en centros de gestión de residuos, se reduce el consumo de agua que realiza cada planta y se mejora la fertilidad del suelo.
Este biofertilizante obtiene
los mismos resultados que los abonos industriales y es menos contaminante.
Además, puede emplearse cada siete meses.
Normalmente, los
fertilizantes tradicionales presentan desventajas como la degradación de los
suelos agrícolas, los malos olores y la contaminación de acuíferos, entre otras
cuestiones. Para disminuir el impacto ambiental de estos abonos, los científicos
proponen prescindir totalmente de ellos y emplear esta enmienda orgánica,
elaborada con restos de tomateras y eficaz contra agentes patógenos como
hongos, bacterias y virus. “Se trata de una opción alternativa, más sostenible
y más barata que los compuestos que se emplean normalmente, dado que la materia
prima son los desechos de la campaña de cultivo anterior”, explica a la
Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Almería Francisco José
Castillo Díaz.
Para producir esta
enmienda orgánica, los científicos desinstalaron el sistema de riego y
depositaron los residuos de tomatera para triturarlos en el pasillo central de
un invernadero. A continuación, los mezclaron en los primeros 20 centímetros
del suelo con un rotovator -máquina agrícola de labranza- y reinstalaron el
sistema de riego. Tras comprobar que éste funcionaba adecuadamente, cubrieron
la biomasa con una lámina de plástico sobre el suelo, sellada por todos sus
bordes, para que se produjera una descomposición más rápida de la materia
orgánica.
Por último, regaron
estos restos vegetales hasta alcanzar la capacidad de campo, esto es, como
cuando se saca una esponja del agua y expulsa el líquido por los poros hasta
que se queda en equilibrio. El tiempo
que tarda la biomasa en transformarse en abono puede variar en función de las
necesidades del agricultor. Pero normalmente está listo en un periodo que
oscila entre 30 y los 90 días.
El ensayo de este estudio se ha realizado a lo largo de tres años consecutivos en una parcela que simula las características de la horticultura almeriense. Por un lado, cultivaron plantas de tomate y las abonaron con los fertilizantes tradicionales; por otro, emplearon en otra área la enmienda orgánica para comparar los resultados de ambas. Así, los expertos concluyeron que este biofertilizante iguala la efectividad de los abonos convencionales, es menos contaminante y puede emplearse cada siete meses aproximadamente, coincidiendo con los periodos de cultivo habituales en la zona. Fuente: mundoagropecuario.com (resumida).