NACIONAL.- (EFE).- Naciones Unidas (ONU) reportó este año que 600.000 personas en el país sufrieron hambre entre 2018 y 2020, mismo período en el que 3,4 millones tuvieron dificultades para satisfacer sus necesidades alimentarias; la crisis económica, profundizada por la pandemia, agravó la obesidad en el país -al 25,4 % en niños- y generó, además, focos de malnutrición por déficit que afectan a 19.000 niños y adolescentes.
«Los niños comen puro arroz, fideos y pan, ¿de qué buena alimentación hablamos?», dice a Efe María Tapia, dirigente del campamento Manuel Bustos de Valparaíso, el asentamiento informal más grande de Chile que a la fecha entrega cerca de mil raciones semanales en las ollas comunes, instancia que busca resolver una necesidad básica de la población: comer.
Naciones Unidas (ONU) reportó este año que 600.000 personas en el país sufrieron hambre entre 2018 y 2020, mismo período en el que 3,4 millones tuvieron dificultades para satisfacer sus necesidades alimentarias; la crisis económica, profundizada por la pandemia, agravó la obesidad en el país -al 25,4 % en niños- y generó, además, focos de malnutrición por déficit que afectan a 19.000 niños y adolescentes.
Según el Mapa Nutricional 2020 publicado por la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb), estudio en el que participaron 8.440 establecimientos educacionales, la desnutrición infantil en Chile tuvo una variación de 0,8 % y el retraso en talla incrementó en 1,6 %, cifras marginales pero que, según expertos, requieren acción inmediata por los riesgos que suponen a futuro.
Malnutrición y desigualdad
«Si tú quieres comer sano, el precio de la verdura se fue por las nubes, lo mismo con la carne, que casi no se puede comprar», afirmó Tapia.
El director del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, Francisco Pérez, dijo que el problema está directamente relacionado con la desigualdad y que los segmentos más pobres «se ven obligados a escoger alimentos baratos».
Y es que en Chile una dieta saludable resulta cinco veces más cara que una suficiente según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y casi un tercio de la población no es capaz de costearla según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Otro factor que alteró las pautas alimenticias de los más jóvenes fue el cierre de escuelas producto del confinamiento, espacio donde se les entregaban desayuno, almuerzo y colación y que cambió a la disposición de cajas con suministros cada 15 días que pueden diluirse en el grupo familiar.
Las dos caras de un mismo problema
«La desnutrición ciertamente aumentó, pero en absoluto tuvo el incremento sostenido que ha tenido la obesidad en Chile en los últimos 20 años», explicó Pérez.
El doctor en ciencias biológicas aseguró que pensando en un «cambio estructural» en salud pública, la obesidad es la «principal preocupación», en tanto genera enfermedades no transmisibles atribuibles a la dieta -como hipertensión o diabetes-, vinculadas a un alto porcentaje de los fallecimientos en Chile.