Desbordes: Entre 500 mil y 1 millón de inmigrantes Ecuador y Perú cuyo destino a Chile


NACIONAL.- (ex-ante.cl).- El exministro de Defensa y actual candidato presidencial de RN señala que Chile no está en condiciones de enfrentar una ola fuerte de inmigrantes como la que se avecina tras el Covid-19, que se debe recurrir a la ayuda del Alto Comisionado de la ONU y que la sociedad chilena tiene que tener conciencia que se pueden requerir medidas como crear campos de refugiados o consensuar con Perú hacer una zanja para proteger la frontera.

¿La ampliación del decreto 265 es suficiente para que las FF.AA. puedan hacer una ayuda efectiva en el combate a inmigración ilegal?.

-Gestioné personalmente la ampliación del 265. Lo hablé con las comisiones de Defensa del Senado y la Cámara para aumentar el aporte de las FF.AA. en el combate al narcotráfico, al contrabando y al tráfico de personas. Las tres cosas, no solamente la inmigración ilegal. Hasta ahora, las FF.AA. colaboran solo en términos logísticos. O sea, avisan a Carabineros, a la policía, que hay personas y vehículos sospechosos, pero no tenían la posibilidad de intervenir directamente como ahora lo tienen. Respecto de los migrantes, hay que pensar en tres escenarios posibles, que requieren acciones distintas.

¿Cuáles son?

Uno, que la migración sea en cantidades menores, estamos hablando de mil o 2.500 personas mensuales. Esta migración, legal, de gente que ingresa como turista. Es una cantidad que el país puede absorber. El segundo escenario es que la migración alcance las 50 o 60 mil personas anuales, que es lo que estamos viendo con las personas que están, en este minuto, acampando en Tacna solamente. El tercer escenario es el más complejo de todos, Cancillería y las FF.AA. tienen información: en Ecuador y Perú hay entre 500 mil y un millón de personas que han salido de Colombia y de Venezuela que refieren como destino final Chile.

Ese es un escenario muy crítico, pero no parece descabellado. 

Sí, y ahí la respuesta no puede ser la tradicional de acoger, recibir o hacer ingresar al país, porque no tenemos capacidad para eso. El decreto 265 es una tremenda ayuda en el escenario uno, como forma de contener la migración, y en el escenario dos. En el tercero es mucho más complejo. Como ministro de Defensa, plantee que Cancillería tenía que contactarse con el Alto Comisionado para las Naciones Unidas (ACNUR) para los refugiados. Lamentablemente, por ahora, no he sabido de comunicaciones con ACNUR. Lo otro, es que hay que diferenciar las dos fronteras, la de Perú y la de Bolivia.

¿Cuáles son las diferencias?

Con Perú son poco menos de 20 kilómetros de frontera plana, que después del término del desminado quedó absolutamente abierta. Ahí hace sentido una propuesta como la de hacer una zanja que fue valorizada por el gobierno regional de Arica y Parinacota, conversada con autoridades peruanas y que el Ejército también respalda. El problema lo tenemos en la frontera con Bolivia, donde hay más de 900 kilómetros planos de frontera en donde obviamente este tipo de soluciones son mucho más difíciles y el control de la frontera es muy complejo. Un dato: hoy hay 34 mil militares combatiendo la pandemia en un esfuerzo gigante de las FF.AA. Imagínese lo que se requiere para controlar, día y noche, 900 kilómetros planos de fronteras. Chile no tiene capacidad, aunque desplegáramos las FF.AA. completas.

“Hay registros de la Policía de Perú facilitando el ingreso de ilegales a Chile”

¿Cuál es la solución?

¿Qué haces? ¿Se los devuelves a Bolivia? Bolivia te responde de vuelta que no son bolivianos, que no se los puedes endosar al país por el que vienen transitando. Puedes devolver solo bolivianos. Eso refleja que aquí estamos frente a una crisis humanitaria gigantesca, que es la venezolana, que, en términos de proporción, no dista mucho de lo que pasa con la crisis siria. Pero en sudamérica no la enfrentamos como en Europa. Chile tiene una cantidad de migrantes venezolanos, en proporción, superior a la que ha recibido Alemania de parte de Siria. Hasta ahora, a los que han entrado, Chile los puede absorber e incluso tiene efectos beneficiosos en muchos aspectos, pero 500 mil personas o más, yo lo veo súper complicado. Y, en ese caso, incluso la acción de las FF.AA. en términos de contener o de intentar devolver no es suficiente.

Los ejemplos de cooperación no son muy alentadores.

Hay varios ejemplos de la Policía Nacional del Perú facilitando el ingreso de inmigrantes ilegales a Chile, ya sea porque pensaban deshacerse de personas que estaban en situación irregular en Perú o porque, de frentón, estaban participando de tráfico ilegal de personas.

¿Cuándo ocurrió este ejemplo de casos policiales de Perú pasando personas hacia Chile?

Hay imágenes concretas, de los últimos dos años, de vehículos de la Policía Nacional del Perú acompañando… Vehículos pick up rojos, fotografías, imágenes. El Ejército tiene un despliegue -y Carabineros también, en la frontera- de lugares de monitoreo en la frontera con Perú desde el Hito 1 en adelante. Ahí hay personal de vigilancia que está usando elementos ópticos normales, elementos técnicos, elementos infrarrojos, etcétera. O sea, los recursos están, y hay registros de la Policía Nacional del Perú -se lo puedo asegurar responsablemente- facilitando el ingreso de ilegales en Chile.

¿Hubo un reclamo en ese momento a Perú?

-Sí. Ha habido reclamos. El propio Presidente de la República hizo un reclamo al entonces Presidente del Perú.

¿Martín Vizcarra?

-Sí. De ahí en adelante, la policía peruana tomó una acción distinta. Y esa fue una de las razones por las que los migrantes venezolanos empezaron a circular hacia Bolivia; la frontera con Chile se puso más dura. El Ejército podía controlarlos de manera más o menos adecuada. Son 19 kilómetros completamente planos. Chile terminó de desminar y eso significa que esa frontera quedó abierta. Es una meseta, una mesa de billar, donde puedes caminar por la noche sin ningún problema.

Todo indica que el problema con Bolivia es peor, porque la cooperación es más compleja e incluso ha habido problemas anteriormente en que la propia policía de frontera estaba involucrada en el robo de vehículos en Chile.

-Obviamente es mucho más complejo. Primero, la frontera es más grande. Segundo, la permeabilidad de las instituciones allá es mayor que en Perú. La institucionalización de los “coyotes” en la frontera peruana y la frontera boliviana es una cuestión gravísima. Y, por lo tanto, nosotros tenemos que actuar en varios frentes, pensando en los tres escenarios que le mencioné, que se los planteamos desde Defensa al resto del gobierno en su minuto.

“Hacer una zanja en la frontera con Perú de 19 kilómetros de alto y tres de profundidad”

¿Quedó satisfecho con cómo quedó el decreto 265?

Pudo haber sido mucho más. Lo conversamos con las Fuerzas Armadas en nuestras reuniones internas.

¿Qué sería ese “mucho más” que se podría haber hecho?

Hay un ejemplo clave, la frontera de Perú con Ecuador. Las FF.AA. peruanas tienen un rol casi policial. En el caso de esa frontera tienen el control de todo tipo de delitos, y nadie discute y nadie se complica por eso. Acá hay que endurecer las sanciones a los “coyotes”, porque hay un tráfico de personas que ha resultado, incluso, con personas muertas. Acá hay que ser mucho más duro. No bastan las simples expulsiones. Yo lamento la actitud irresponsable de la oposición de trabar la Ley de Migración, que también es un elemento que va a ayudar. Y algunas de estas decisiones de fondo no son decisiones del gobierno solamente. No pueden responsabilizar al Ministerio del Interior, o al Presidente. Son decisiones de Estado. La sociedad completa tiene que entender lo que significa acudir al ACNUR y, tener un campamento de refugiados, o hacer una zanja en la frontera norte con el Perú de 19 kilómetros de alto y de tres metros de profundidad.

Hacer una zanja es una medida controvertida. A Trump se le criticó su idea de construir el muro con México.

Él lo hizo de mala manera. Esto se conversa con el país vecino. Yo invito a los que critican eso, que conozcan lo que hace España en Celta, y miren los muros que tienen, que son de cinco o seis metros de altura. Obviamente ojalá no lo hiciéramos. La alternativa -que tampoco se está haciendo- es reponer algún elemento físico que haga un poquito más difícil el ingreso a Chile. No es normal que un país tenga la frontera abierta de la manera en que está hoy día.

Como sea, son decisiones complicadas.

Son decisiones bastante complejas que tienen que tomarse más allá de un gobierno, y por lo tanto, hay que socializar esto mucho más con los actores políticos y sociales en Chile, y hacer un debate urgente sobre lo que se nos viene encima. Una vez que los países vecinos abran sus fronteras, una vez que ya estemos en la salida de este túnel que es el Covid, las fronteras abiertas entre Perú y Ecuador, o Colombia y Ecuador, o Perú-Bolivia y Chile, la migración puede aumentar en una cantidad insospechada. Ese es el problema. Si tenemos hoy día 20 mil migrantes ilegales detenidos -solo los que hemos detenido, hay muchos que, seguramente, nunca detuvimos- teniendo las fronteras cerradas, imagínese el flujo que puede haber teniendo las fronteras abiertas.

“Hay que tomar conciencia que se nos viene encima la crisis humanitaria venezolana”

O sea, hay que preparar el escenario tres.

-Hay que prepararnos para el escenario tres. Y hay que advertir a los migrantes irregulares, primero, respecto a los cambios legales; segundo, que el país ya no da abasto; tercero, tomar conciencia como país que se nos vienen encima la crisis humanitaria venezolana, que Perú y Ecuador están en pésimas condiciones económicas, y somos el único país que respira adecuadamente en América del Sur, entonces somos un imán para la migración de muchos otros países.

¿Qué tipo de cooperación se puede esperar de Bolivia?

-No sabemos si el actual Presidente va a mantener la política que tenía (Evo) Morales de mirar el techo con un nivel de permeabilidad -por usar un concepto bastante suave- de las instituciones bolivianas con el tráfico de todo tipo. Todos estos factores hacen que la situación sea extraordinariamente difícil. Luego, no sabemos cuánto va a durar la dictadura de Maduro. El corazón del problema es la dictadura de Maduro. Tenemos que dejar los eufemismos y tenemos que hablar, de una vez por todas, de una crisis humanitaria tremenda que se está viviendo en América del Sur por culpa de Maduro.

¿Cree que el uso de aviones para expulsar a extranjeros ilegales y el despliegue de las Fuerzas Armadas basadas en el decreto 265 van a ser suficientes en esta crisis actual de estos días en Colchane?

-Primero, si estamos en el escenario uno, de 10, 12 o 15 mil personas irregulares al año, se hace imposible devolverlos en avión por los costos que eso implica. Sale harto más barato tomar medidas físicas de restricción o que hagan difícil el ingreso clandestino, y orientar el embudo hacia los lugares habitados. Ahora, ¿Cuánto le cuesta al fisco sacarlos a todos en avión? Uno debe tener una visión, una mirada humana de por qué esta gente está viniendo hacia Chile. ¿Por qué no se van a Bolivia o Ecuador? Porque las condiciones chilenas son infinitamente mejores. Pero además, ¿Por qué se escapan de Venezuela? Es un motivo humanitario, no podemos tomarlo como si fueran delincuentes que están entrando en nuestras fronteras, porque la gran mayoría de las personas son gente que están buscando, de manera natural, unas mejores condiciones de vida. Eso también hay que tenerlo sobre la mesa. Por eso, creo que este tema hay que comenzar a verlo de otra manera. Darle la gravedad que tiene, y conversar esto con la ACNUR de una vez por todas.


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