Valiente y prudente. En ella se unían la valentía y la prudencia. Por eso era tan sabia y habría dicho que en tiempos como los actuales, aunque no se debe tener miedo, es necesario estar atentos y cuidar a quienes nos rodean. Por eso diría que hay que tener paciencia y darle tiempo al tiempo.
Por eso pediría que en lugar de la misa conmemorativa dedicáramos una oración desde el corazón, que en lugar de la reunión familiar nos abrazáramos desde lejos, porque lo más importante es ser generoso. Ella lo fue infinitamente, ella enseñó a todos quienes la conocieron el significado profundo de la generosidad. Porque hizo suyo el sentido de pensar en los demás y en aquello que es posible hacer, sin aspavientos, para que alguien esté mejor dentro de la adversidad.
Por eso, siguiendo sus enseñanzas hoy recordamos a la amada Señora Margarita desde las palabras, desde la distancia que se hace horizonte, desde el lugar donde cada uno de nosotros se encuentra para evocar su rostro, su consejo, su sonrisa, su gesto amoroso, sus inolvidables empanadas.
Se han cumplido, este 21 de enero, cinco años de su partida y el camino de la ausencia ha reafirmado que la vida no se ausenta: lo amado, lo compartido, lo aprendido, lo descubierto, lo realizado no se vuelven ausencia. Incluso el tiempo fortalece la imagen de quienes nos han enseñado el lado más hondo del corazón, de quienes nos sostendrán siempre como raíces del tiempo.
Es innegable que hoy hay lágrimas y la certeza de los dolores que nos acompañan, como los dolores que ella también conoció y que sobrellevó con fortaleza, honestidad, ternura, dedicación, valentía y prudencia. Por eso hoy caminamos honrando los pasos de su existencia.
Un abrazo con profundo amor y reconocimiento a todos quienes llevan en el corazón su recuerdo.
Familia de Margarita Caro Caro
Querida y admirada por todas y todos quienes tuvimos la fortuna de conocerla. Me emociona su recuerdo y siempre está en mi corazón.
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