Sr. director:
La pandemia del coronavirus, que nos acompaña desde marzo,
ha dejado secuelas en San Carlos. Lo más notorio son las filas que, desde hace
meses, se presentan en el centro de la ciudad -situación que se acrecienta con
las fiestas de fin de año-. No son filas pequeñas, sino grandes aglomeraciones
de personas que ponen en riesgo a la población.
Ante este panorama, lo más lógico es atención más rápida,
valores claros, catálogos con productos y precios en el mostrador de los
locales -para no tener que entrar a preguntar por algún producto-, o algún otro
mecanismo que permita gastar menos tiempo comprando y descongestionar las ya
angostas calles sancarlinas. Pero, como hemos podido observar, el comercio
local sigue trabajando lento y marcando el paso, como si no hubiera pandemia
alguna.
Urge un cambio de mentalidad en los comerciantes, locatarios
y propietarios. Hasta el año pasado, tener a decenas de personas esperando para
entrar a tu negocio era sinónimo de éxito, pero hoy representa un riesgo
sanitario que no solo expone al local comercial, sino a toda una comunidad. Si
no hay un cambio, el comercio local se quedará sin pan ni pedazo.
Atte.
Elías N. Meza Falcón