Separado a más de 19 mil kilómetros de distancia de Chile y
prácticamente solo estuvo viviendo por casi dos meses en China, Francisco Riffo
Segura, el estudiante ñublensino que estaba atrapado en el país epicentro del
coronavirus, y desde donde se desató un explosivo crecimiento de casos en todo
el mundo.
El alumno de Literatura se mantuvo durante ese tiempo
“encerrado” en la residencia estudiantil de la Universidad de Nanjing y gracias
a la gestión que realizó su familia desde Chillán con el ministerio de
Relaciones Exteriores, pudo volver el 15 de marzo al territorio nacional. Hoy permanece nuevamente en cuarentena
voluntaria, pero en Concepción y en compañía de un tío.
El joven, quien nació en Santiago, pero que vivió su niñez y
parte de su juventud en Ñuble, dice que se encuentra sin síntomas del Covid-19
y más tranquilo, ya que está en compañía de sus seres queridos, quienes lo han
apoyado en esta dura experiencia que tuvo que vivir a sus 22 años.
En conversación con la discusión, el exestudiante del Liceo
Polivalente de San Nicolás relató cómo fue vivir en el país donde se desató la
pandemia.
“La situación comenzó a fines del 2019 pero no lo vimos tan
importante y me incluyo. Al comienzo de enero nos dimos cuenta que se tornaba
más serio y que habían más casos, por lo que debíamos comenzar a usar
mascarillas. Fue un rápido avance, en una o dos semanas ya nos restringían la
salida desde la universidad y todos comenzaban a abastecerse. Las últimas
semanas de enero, ya la gran mayoría decidía partir. Yo y los pocos que
quedábamos, debimos no salir del campus por nada del mundo (realmente no pude
nunca más) y solo la opción de ordenar algunas cosas para cocinar o algo de los
pocos restaurantes que aún quedaban, pero en cuanto a dinero no era muy
conveniente, ni tampoco las opciones más saludables. A diario solo estuve en mi
habitación, viendo a uno o dos estudiantes más, intentando distraernos dentro
del encierro”, recordó.
Para Francisco las medidas aplicadas en la ciudad de Nanjing
fueron las adecuadas a las circunstancias y tiempos de la pandemia.
“Estas medidas fueron cerrar el 90 % del comercio e
industria, tal vez más. Lo que quedaba abierto y transporte, solo se podía
ingresar con mascarilla y la gran mayoría con previo chequeo de temperatura. En
mi opinión, son las medidas más aptas aunque para algunos extremas. Los
resultados los vemos hoy en China y en países que no han adoptado estas medidas”,
detalló.
Durante el encierro comentó que la universidad entregaba
ayuda más bien de “información, regulaciones y de conexión con una tienda desde
afuera para que pudiésemos comprar insumos para cocinar. Entre los pocos que
habíamos nos intentábamos ayudar”.
Su periplo por los aeropuertos fue bajo estrictos resguardos
que le permitieron desplazarse en forma segura, aunque su paso por Arturo
Merino Benítez, comentó, no fue tan riguroso.
“Desde mi salida de la universidad, hasta viajar en tren
hasta Shanghái y llegar al aeropuerto de esa ciudad y luego París, hubo
bastantes precauciones de mi parte y de la gente que trabaja en aquellos
lugares. Así también en Chile, aunque aquí un tanto desordenado, porque
fácilmente la gente podía, tal vez sin querer, evadir un control de temperatura
o formularios”, señaló.
Falta de empatía
Triste fue para Francisco leer decenas de comentarios que
publicaron usuarios en redes sociales tras ser conocida su situación en China.
Mientras algunos criticaban su regreso a Chile, otros acusaban una supuesta
estafa en la solicitud de ayuda económica que realizaron sus padres para
financiar su viaje.
“Tenía nervios en cuanto a volver, por muchos de los
comentarios que vi cuando mi familia y
amigos intentaban difundir mi situación. Muchos bastante ofensivos, despectivos
y hasta amenazas. Entiendo el miedo, pero creo que el pánico y la
desinformación mucha veces nos rebaja de una manera lamentable y nos quita un
poco la humanidad que decimos tener. Estos comentarios, más que rabia, me
decepcionaron”.
Agregó que “ahora me siento bastante mejor, ya que al menos
estoy en mi país. Tengo un poco más de opciones a pesar de estar nuevamente
encerrado, pero estando un poco más cerca de familiares, lo hace más grato”.
Francisco aseguró que una vez que todo vuelva a la
normalidad en el país asiático retomará su segundo año de la carrera.
“Mi universidad aún no tiene una fecha de comienzo
calculada, según el último aviso. Ellos dependen del gobierno para comenzar a
decidir una fecha, pero aún luego de que hubiera autorización del gobierno,
cada universidad decide, y dependen, como la mía, de cómo vaya todo tanto
afuera como en China, ya que hay un buen porcentaje de estudiantes
extranjeros”, dijo.
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