Del potrero de su tierra a la elite del atletismo chileno


Sin sufrimiento no hay gloria. Sin sacrificio no hay meta.
DEPORTES.- (ladiscusion).- La fórmula de vida para salir adelante la internalizó de pequeño el semifondista ñublensino, del Club Tres Runners, Cristián Sepúlveda Hormazábal,
quien en los Juegos de La Araucanía se colgó, contra todos los pronósticos, la medalla de bronce en la prueba pedestre con un crono de 19:48.

Para llegar a la elite del atletismo de proyección en Chile, pocos saben que trazó con temple de acero una historia de esfuerzo silencioso. Saltó literalmente del potrero de su comuna al podio por el Team Ñuble.


“Entreno en un potrero”

Cristian vive en Tanilvoro, Coihueco, pero corre por la comuna de Pinto. Tiene 17 años y estudia en el Colegio Francisco de Asís.

Su entrenador es Héctor Rubio, quien con sagradas pautas fue forjando su sello como semifondista ,  y lo más importante, Sepúlveda obtuvo frutos de un sacrificio incansable,  porque el viernes se colgó la medalla de plata en la prueba de los 3 mil metros varones sub-18 en el Nacional Cadetes y Menores que se disputó en el Estadio Atlético Quilamapu. 

¿El secreto?   Entrenar en silencio y duro, aunque sea en un potrero. Y nutrirse de los valores que le inculcó su madre, Maritza Hormazábal, asesora de hogar, quien le enseñó a no claudicar.

“Estoy agradecido de ella”, cuenta, antes de reconocer que entrena en un potrero.

“Sí, es verdad, ahí   entrenaba y sigo entrenando, pero los fin de semana entreno en Quilamapu”, cuenta Cristián, quien comenzó en esta prueba el año pasado cuando brilló en la Corrida Milo 2018.

“En esa corrida quedé sexto y noté que no era tan malo el tiempo que obtuve en los 5k”, revela.
Puro sacrificio

El semifondista asume que para abrirse paso en el atletismo juvenil chileno  debe seguir apostando por el sacrificio.

“Es sacrificado venir a competir y a entrenar a Chillán ,  ya que la locomoción no es muy buena, para entrenar en Quilamapu. Me vengo a Chillán todos los fin de semana como había dicho y para competir la mayoría de veces me vengo un día antes a la casa de una tía”, detalla, quien no creía ganar medalla en los Juegos Binacionales.


“En la prueba pedestre yo pensaba quedar quinto y mejorar mi marca, pero la carrera fue dura, había mucho calor, además de quedar sin hidratación. Pero eso no me desanimó   de seguir corriendo” , comenta.

Releva que la fuente de su fortaleza está en el potrero.   “Correr en el campo y montaña me llena de fuerza para seguir en el deporte. Mi sueño es seguir representando a la región lo mejor posible y continuar de la mejor manera el 2020. Mi club me ha apoyado mucho, en transporte para las competencias entre otras cosas”, concluye el atleta que se forjó en la tierra.

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