"¿Por qué cuando salto no puedo llegar más alto?".
fue una de esas simples e inocentes iterroganets que Carla Hermann Avigliano se planteó en su niñez, tal como pudo haberlo hecho cualquier niño, porque en ella despertaron interés especial por entender lo que sucedía en su entono y en las interacciones con este, y que era alentada por su padre, recuerda.
Su curiosidad la llevó a acercarse a la ciencia cada vez de manera más seria y formal, y dejando clara su vocación. Primero fueron cursos de Astronomía o Geofísica en su etapa escolar, luego su ingreso a Licenciatura en Ciencias físicas y Astronómica de la Universidad de Concepción (UdeC), para seguir con doctorados y postdoctorados.
Un camino que siguió con la plena convicción de que era el correcto; certeza que hoy, con 31 años, reafirma tras ser una de las dos ganadoras del premio L'Oréal Chile-Unesco "For Women in Science 2017", apoyado por Conicyt, y que destaca el rol femenino en la ciencia y entrega un aporte de 7 millones de pesos para contribuir en su desarrollo.
Su orgullo es evidente, pues para ella, "es un reconocimiento a la trayectoria y a lo que estás haciendo por la ciencia, que en mi caso es en el ámbito de la física". Y también al esfuerzo, dice, ya que con dos doctorados a su haber, uno de la UdeC y otro de la Universidad Pierre et Mari Curie (Francia), que estudió casi a la par, además de un postdoctorado en el Jint-Quantum Institute en la Universidad de Maryland (Estados Unidos), debió estar 7 años en el extranjero, lejos de sus tierras, de su familia y seres queridos en Concepción. Actualmente, en tanto, está haciendo clases en la Universidad de Chile, donde también hace su segundo postdoctorado, el que está en el contexto de una iniciativa Milenio de Óptica Avanzada que ejecuta esta casa de estudios con la UdeC.
FOMENTAR INTERÉS
El premio fortalece sus ganas de hacer ciencia y quiere despertarlas en otros. "Me gustaría hacer charlas, involucrarme en la divulgación científica, pero no solo en términos de difusión, también motivar a niños y niñas a que se involucren en lo científico", afirma.
Esto, porque en su opinión, para fomentar el interés por las disciplinas científicas hay que acortar las distancias que hay entre estas y la población, pues muchos ven a la ciencia como algo lejano y encerrado entre las blancas paredes de un centro de investigación. "Está el mito de que la ciencia está en un papel y lápiz o en un laboratorio, pero todo lo que nos rodea es consecuencia de la ciencia, está a diario. El punto es que no siempre somos capaces de verlo y es porque tampoco alguien nos explica", plantea.
Esa creencia se combate, asegura, con iniciativas que involucren a las personas desde la infancia. "Si uno pudiera interactuar con estudiantes desde que son pequeños y mostrarles, por ejemplo, qué pasa con la física, ellos lo verían como algo palpable. Eso es lo que pasa en el museo Aeroespacial de Estados Unidos, donde hay toda una sección para niños y ves a pequeños que tienen 2 o 3 años interactuando con poleas, viendo el efecto doppler o el roce del aire. Eso les cambia el switch", destaca.
MÁS MUJERES EN LA CIENCIA
El acercamiento desde la infancia también es primordial para cambiar otra de las realidades de las que Carla Hermann ha sido testigo y que anhela contribuir a partir de sus vivencias: la brecha entre hombres y mujeres haciendo ciencia, una inequidad del género talento en Chile y en el, versus cientos de hombres resto del mundo, afirma. Es evidente por el número de mujeres que han ganado un premio Nobel, las que se alcanzan a contar con los dedos de una mano, versus cientos de hombres; también lo fue cuando ella ingresó a estudiar su carrera de pregrado o cuando siguió sus estudios posteriores."En mi grupo de Francia por muchos años estuve sola, después ingresaron más y al final era como el 13% de mujeres. En Estados unidos fue lo mismo, de mi grupo era la única mujer y luego llegó otra, pero me fui y ella quedó sola", recuerda.
Sobre esto plantea que el mayor involucramiento del hombre y su presencia en la ciencia no radica tanto en barreras que la mujer encuentra en el mundo científico cuando ingresó, pues aunque no desconoce que en muchos casos hay machismo- aunque ella no ha sido víctima de este-, la principal puerta cerrada está a nivel cultural.
-¿Por qué cree que se genera esta escasa presencia femenina?
Creo que está en la base. Si hoy le pregunto si una mujer puede estudiar ciencia, nadie va a decir que somos incapaces a viva voz, pero al final los actos de las personas van determinando otras cosa. Desde que son pequeños, a niños y niñas se les va demostrando lo que deberían o no hacer dada su condición de género. Así, se incentiva a que la mujer sea enfermera o siga una carrera humanista, o que el hombre sea ingeniero o físico. Pero, lo que hay que inculcar es que ni por ser mujer u hombre se es mejor para una actividad determinada.
¿También es importante que la mujer se atreva a dar el paso?
-En mi opinión sí. Así ha sido mi experiencia, no se me ha negado nada por ser mujer, lo que se ha valorado es mi trayectoria
-¿Cómo aportaría para cambiar esta realidad?
-Me gustaría involucrarme con niños y niñas pequeños, y que ellas vean que hay científicas, que hay otro estereotipo a seguir y que no siempre es lo que está reflejado en la televisión. Las niñas deben saber que pueden ser científicas y que sepan que eso no significa dejar de ser femeninas, y que ser femenina no disminuye la inteligencia.