El parlamentario exige, sin embargo, que la reforma que está por ingresar
al Congreso "termine con el mercado en la educación".
A pocos días de que se realice la
primera marcha estudiantil del año, los actuales dirigentes de la
Confech han dicho que no se sienten identificados con la llamada
"bancada estudiantil" del Congreso. Para una buena parte de ellos, la
excepción es el diputado y expresidente de la Fech, Gabriel Boric. En
entrevista con La Tercera, el parlamentario analiza el momento del
movimiento estudiantil, el mecanismo que se utilizó para llevar adelante
la gratuidad, cuáles serán los desafíos en el debate de la reforma a la
educación superior. Y también se refiere a las diferencias que han
tenido durante su labor parlamentaria con los exdirigentes estudiantiles
que hoy están en la Cámara Baja.
¿Qué evaluación hace del movimiento estudiantil?
El movimiento estudiantil no nace de cero. Es heredero de las luchas que lo preceden. El 2011, si bien es un punto de inflexión, recoge parte de la experiencia que desata el proceso del 2006. El movimiento, en general, no hay que evaluarlo como una foto estática, sino como un ciclo de lucha en el que siempre hay altos y bajos. ¿Tiene la sensación de que los estudiantes confiaron en este gobierno y que hoy reclaman que las promesas que se presentaron en el programa no se concretan?
Los estudiantes siempre han tenido un legítimo escepticismo del gobierno de turno. Eso no significa que no haya que dialogar con él. Si uno quiere realizar reformas estructurales, el rol del gobierno es central. El movimiento logró cambiar el eje de la discusión pública desde el 2006. Sin embargo, desde entonces no ha habido ánimo por parte del gobierno de turno de impulsar transformaciones en conjunto con la fuerza social.
La Confech, en su autocrítica, planteó que perdieron tiempo al sentarse a negociar con el gobierno.
Algo que ha madurado durante el último tiempo es que el movimiento estudiantil, cuando tiene que actuar lo hace de forma unitaria, independientemente de las diferencias políticas que existan. En ese sentido, la Confeh, en vez de quebrarse, ha ido creciendo, incorporando universidades privadas desde 2011 en adelante. Respecto de las críticas, siempre dentro del movimiento hay una visión orgánica autocrítica del movimiento y hay diferencias políticas. Ahora, no creo que la falta de movilización pueda atribuirse a la intención de tener diálogo con el gobierno.
El movimiento estudiantil no nace de cero. Es heredero de las luchas que lo preceden. El 2011, si bien es un punto de inflexión, recoge parte de la experiencia que desata el proceso del 2006. El movimiento, en general, no hay que evaluarlo como una foto estática, sino como un ciclo de lucha en el que siempre hay altos y bajos. ¿Tiene la sensación de que los estudiantes confiaron en este gobierno y que hoy reclaman que las promesas que se presentaron en el programa no se concretan?
Los estudiantes siempre han tenido un legítimo escepticismo del gobierno de turno. Eso no significa que no haya que dialogar con él. Si uno quiere realizar reformas estructurales, el rol del gobierno es central. El movimiento logró cambiar el eje de la discusión pública desde el 2006. Sin embargo, desde entonces no ha habido ánimo por parte del gobierno de turno de impulsar transformaciones en conjunto con la fuerza social.
La Confech, en su autocrítica, planteó que perdieron tiempo al sentarse a negociar con el gobierno.
Algo que ha madurado durante el último tiempo es que el movimiento estudiantil, cuando tiene que actuar lo hace de forma unitaria, independientemente de las diferencias políticas que existan. En ese sentido, la Confeh, en vez de quebrarse, ha ido creciendo, incorporando universidades privadas desde 2011 en adelante. Respecto de las críticas, siempre dentro del movimiento hay una visión orgánica autocrítica del movimiento y hay diferencias políticas. Ahora, no creo que la falta de movilización pueda atribuirse a la intención de tener diálogo con el gobierno.
¿Hay espacio aún para seguir invirtiendo en ese diálogo o siente que hay que empezar a cambiar las condiciones?
Una cosa que me interesa dejar en claro es que no soy quién para atribuirme la representación del movimiento estudiantil. Ellos actúan con autonomía política y no me siento el representante de ellos.
Una cosa que me interesa dejar en claro es que no soy quién para atribuirme la representación del movimiento estudiantil. Ellos actúan con autonomía política y no me siento el representante de ellos.
¿Aunque lo vean como el más cercano?
Podemos tener cercanía, pero no me atribuyo esa representación. Dicho esto, si el diálogo está botado o no, me remito a lo que decía Camila Rojas en entrevista con La Tercera, en donde hace una autocrítica colectiva del movimiento y dice que si la reforma educacional fracasa, es un fracaso para todos nosotros. No se trata de esperar el fracaso del gobierno, se trata de estar a favor de un tipo de reforma educacional y para empujar ese tipo de cambios, se requiere tener diálogos en diferentes instancias.
En la Confech no hay dirigentes que se identifiquen con un partido político tradicional. ¿Eso ayuda o complica las negociaciones?
Los partidos políticos están más preocupados de las elecciones, en su función burocrática, que de estar insertos en las luchas sociales. Eso explica en parte no solo el desprestigio que tienen, sino la desafección que existe hacia ellos y se expresa en el movimiento estudiantil. Ante esto, emergen fuerzas alternativas que buscan romper y patear la mesa de la política tradicional.
Podemos tener cercanía, pero no me atribuyo esa representación. Dicho esto, si el diálogo está botado o no, me remito a lo que decía Camila Rojas en entrevista con La Tercera, en donde hace una autocrítica colectiva del movimiento y dice que si la reforma educacional fracasa, es un fracaso para todos nosotros. No se trata de esperar el fracaso del gobierno, se trata de estar a favor de un tipo de reforma educacional y para empujar ese tipo de cambios, se requiere tener diálogos en diferentes instancias.
En la Confech no hay dirigentes que se identifiquen con un partido político tradicional. ¿Eso ayuda o complica las negociaciones?
Los partidos políticos están más preocupados de las elecciones, en su función burocrática, que de estar insertos en las luchas sociales. Eso explica en parte no solo el desprestigio que tienen, sino la desafección que existe hacia ellos y se expresa en el movimiento estudiantil. Ante esto, emergen fuerzas alternativas que buscan romper y patear la mesa de la política tradicional.
¿Cómo ve la relación entre el movimiento estudiantil y la 'bancada estudiantil'?
La bancada estudiantil no existe. Eso lo he dicho varias veces. Entiendo por qué se crea el concepto; tenemos similitudes biográficas como un rango de edad parecido y participamos juntos en las movilizaciones no solo del 2011. Dentro de ella está Carol (Cariola), Camila (Vallejo), Giorgio (Jackson) y muchos más. Pero en la práctica no existe una coordinación, porque militamos en proyectos políticos diferentes. Si bien en educación podemos tener coincidencias, también hemos tenido profundas diferencias. El caso más explícito fue en carrera docente, donde voté en contra. Camila y Giorgio, por motivos que son legítimos, decidieron apoyar el proyecto. No hay una coordinación. Espero que en educación superior sean más las coincidencias. Nuestra postura, la de la Izquierda Autónoma, se va a definir al calor del principal actor del conflicto de educación superior, que es el movimiento estudiantil. Nosotros en eso estamos totalmente abiertos a discutir gradualidad de los cambios. Entendemos que puede haber falta de recursos o pueden ser necesarias las transiciones, pero no estamos dispuestos a ceder o a no poner en cuestión la dirección de los cambios. Si la nueva ley de educación superior no termina estructuralmente con el mercado en la educación, con el sistema de financiamiento, etc., no vamos a apoyar algo que va en contra de lo que ha levantado el movimiento estudiantil. No vamos a sentarnos a negociar el espíritu de lo que han sido los últimos 10 años de movilización.
La bancada estudiantil no existe. Eso lo he dicho varias veces. Entiendo por qué se crea el concepto; tenemos similitudes biográficas como un rango de edad parecido y participamos juntos en las movilizaciones no solo del 2011. Dentro de ella está Carol (Cariola), Camila (Vallejo), Giorgio (Jackson) y muchos más. Pero en la práctica no existe una coordinación, porque militamos en proyectos políticos diferentes. Si bien en educación podemos tener coincidencias, también hemos tenido profundas diferencias. El caso más explícito fue en carrera docente, donde voté en contra. Camila y Giorgio, por motivos que son legítimos, decidieron apoyar el proyecto. No hay una coordinación. Espero que en educación superior sean más las coincidencias. Nuestra postura, la de la Izquierda Autónoma, se va a definir al calor del principal actor del conflicto de educación superior, que es el movimiento estudiantil. Nosotros en eso estamos totalmente abiertos a discutir gradualidad de los cambios. Entendemos que puede haber falta de recursos o pueden ser necesarias las transiciones, pero no estamos dispuestos a ceder o a no poner en cuestión la dirección de los cambios. Si la nueva ley de educación superior no termina estructuralmente con el mercado en la educación, con el sistema de financiamiento, etc., no vamos a apoyar algo que va en contra de lo que ha levantado el movimiento estudiantil. No vamos a sentarnos a negociar el espíritu de lo que han sido los últimos 10 años de movilización.
¿Ese es el corazón intransable que tiene que tener la reforma?
El corazón intransable es el fortalecimiento de lo público. Y eso no se refiere solamente a la propiedad, sino a cuál es el rol que juegan las universidades, eso es esencial. También en la democratización de las instituciones. Las universidades tienen que ser un espacio de formación intelectual para el pueblo y la república.
De lo que se ha conocido de la reforma, ¿ve plasmado algo de lo que plantea el movimiento estudiantil?
Veo que el eje de la discusión cambió, no es la misma que había en 2005. Pero cuando vemos, por ejemplo, la forma en la que se implementó la gratuidad, mediante lo que nosotros consideramos una beca...
El corazón intransable es el fortalecimiento de lo público. Y eso no se refiere solamente a la propiedad, sino a cuál es el rol que juegan las universidades, eso es esencial. También en la democratización de las instituciones. Las universidades tienen que ser un espacio de formación intelectual para el pueblo y la república.
De lo que se ha conocido de la reforma, ¿ve plasmado algo de lo que plantea el movimiento estudiantil?
Veo que el eje de la discusión cambió, no es la misma que había en 2005. Pero cuando vemos, por ejemplo, la forma en la que se implementó la gratuidad, mediante lo que nosotros consideramos una beca...
¿Por qué lo considera una beca?
Sigue entregándose en función de criterios de vulnerabilidad económica del estudiante. La forma en que se instaló la gratuidad fue para tener un beneficio concreto para las (elecciones) municipales. Se hizo de manera poco seria. Esa no es la manera de empujar una gratuidad con criterios universalistas. Hay algunos elementos, pero que aún, a nivel de borrador, es insuficiente para poder decir 'esta es la reforma estructural que desde el movimiento estudiantil se ha venido planteando'.
Sigue entregándose en función de criterios de vulnerabilidad económica del estudiante. La forma en que se instaló la gratuidad fue para tener un beneficio concreto para las (elecciones) municipales. Se hizo de manera poco seria. Esa no es la manera de empujar una gratuidad con criterios universalistas. Hay algunos elementos, pero que aún, a nivel de borrador, es insuficiente para poder decir 'esta es la reforma estructural que desde el movimiento estudiantil se ha venido planteando'.
¿La universalidad se transa?
No.
No.
¿La gratuidad tiene que abarcar a todos?
Sí. Eso para mí es intransable. ¿Cuál es el sentido de la gratuidad? No significa que la educación no se pague, tiene un costo. La pregunta es cómo se paga. El carácter universal de la gratuidad implica que la educación es el espacio donde podemos entendernos como iguales. Significa que no puede haber distinciones en función del bolsillo. Esto pareciera ir contra lo intuitivo: si el rico tiene plata, por qué no paga. El problema de eso es que se van generando guetos y segregación.
El rector de la UC, Ignacio Sánchez, ha dicho que lo que se ve de la reforma refleja un cambio estatista.
El rector Sánchez le responde a su Estado que es el Vaticano. El tiene que resolver esa relación primero. Creo que la U. Católica es, sin lugar a dudas, un aporte al país, pero es necesario que también se ratifique un compromiso con el estado laico. Un requisito esencial de una casa de estudios es el pluralismo interno. Lo que le pasó al profesor Jorge Costadoat, por ejemplo, que lo invitaron a un retiro de oración, o algo así, por tener una 'línea editorial' diferente, es vergonzoso. Esas cosas no pueden pasar dentro de una universidad.
Hay quienes piden que la gratuidad no discrimine a instituciones, sino que priorice a los más pobres
La gratuidad tiene que ser prioridad para las (instituciones) estatales. El Estado tiene que tener un trato preferencial con ellas. Después, la gratuidad como concepto y como materialización, tiene que ir hacia las instituciones públicas, que no son solo las estatales, también están las privadas que no tienen dueño, como la U. de Concepción, la Austral, la Federico Santa María y algunas Católicas.
Sí. Eso para mí es intransable. ¿Cuál es el sentido de la gratuidad? No significa que la educación no se pague, tiene un costo. La pregunta es cómo se paga. El carácter universal de la gratuidad implica que la educación es el espacio donde podemos entendernos como iguales. Significa que no puede haber distinciones en función del bolsillo. Esto pareciera ir contra lo intuitivo: si el rico tiene plata, por qué no paga. El problema de eso es que se van generando guetos y segregación.
El rector de la UC, Ignacio Sánchez, ha dicho que lo que se ve de la reforma refleja un cambio estatista.
El rector Sánchez le responde a su Estado que es el Vaticano. El tiene que resolver esa relación primero. Creo que la U. Católica es, sin lugar a dudas, un aporte al país, pero es necesario que también se ratifique un compromiso con el estado laico. Un requisito esencial de una casa de estudios es el pluralismo interno. Lo que le pasó al profesor Jorge Costadoat, por ejemplo, que lo invitaron a un retiro de oración, o algo así, por tener una 'línea editorial' diferente, es vergonzoso. Esas cosas no pueden pasar dentro de una universidad.
Hay quienes piden que la gratuidad no discrimine a instituciones, sino que priorice a los más pobres
La gratuidad tiene que ser prioridad para las (instituciones) estatales. El Estado tiene que tener un trato preferencial con ellas. Después, la gratuidad como concepto y como materialización, tiene que ir hacia las instituciones públicas, que no son solo las estatales, también están las privadas que no tienen dueño, como la U. de Concepción, la Austral, la Federico Santa María y algunas Católicas.
Hace una diferencia con las Católicas.
Sí. Y creo que el rector Sánchez ha ayudado a que esa diferencia se radicalice. Evidentemente la UC del Maule y la UC de la Santísima Concepción cumplen un rol social diferente. No son como la Pontificia, que es muy elitista. Ahora, creo que el U. Católica sí cumple un rol público, pero tiene estos problemas que debe resolver para entrar a un sistema integral como lo es la gratuidad. Pero instituciones como la U. de los Andes, la Adolfo Ibáñez y, en otra línea, la U. Bernardo O'Higgins o lo que era la U. del Mar, si no cumplen estándares de democracia interna, de rol público, de calidad, no pueden entrar.
Sí. Y creo que el rector Sánchez ha ayudado a que esa diferencia se radicalice. Evidentemente la UC del Maule y la UC de la Santísima Concepción cumplen un rol social diferente. No son como la Pontificia, que es muy elitista. Ahora, creo que el U. Católica sí cumple un rol público, pero tiene estos problemas que debe resolver para entrar a un sistema integral como lo es la gratuidad. Pero instituciones como la U. de los Andes, la Adolfo Ibáñez y, en otra línea, la U. Bernardo O'Higgins o lo que era la U. del Mar, si no cumplen estándares de democracia interna, de rol público, de calidad, no pueden entrar.
¿Qué planteles privados deberían entrar a la gratuidad?
La U. Alberto Hurtado cumple un rol público. También la Academia de Humanismo Cristiano y la U. Católica Silva Henríquez lo cumplieron durante mucho tiempo. La U. Arcis después se desperfiló, pero fue un reducto de las ciencias sociales y las artes cuando no había espacio para hacerlas.
La U. Alberto Hurtado cumple un rol público. También la Academia de Humanismo Cristiano y la U. Católica Silva Henríquez lo cumplieron durante mucho tiempo. La U. Arcis después se desperfiló, pero fue un reducto de las ciencias sociales y las artes cuando no había espacio para hacerlas.
M. Bustos y M. Nahas