Para enfrentar este
fin de semana largo.
Una verdadera
prueba de fuego enfrentará a partir de esta tarde la cadena de pagos del país,
cuando miles de chilenos comiencen a desplazarse para disfrutar de este fin de
semana largo, demandando una cantidad mayor a la habitual de efectivo en zonas
alejadas de los grandes centros urbanos. Y es que la huelga de los trabajadores
de las empresas de transporte de valores Brinks y Prosegur, que lleva más de 12
días está generando un paulatino desabastecimiento de dinero desde los cajeros
automáticos a nivel nacional.
De acuerdo al
último recuento de la Superintendencia de Bancos, hasta ayer existían 686
cajeros fuera de servicio en el país (un 14% del parque total) producto de esta
huelga, gran parte de ellos ubicados en la periferia de las ciudades.
Una cifra que
podría acrecentarse mañana, considerando que de los próximos cuatro días sólo
uno será hábil para la atención de público en las sucursales.
Por ese motivo, la
SBIF flexibilizó y extendió el horario de atención de la banca, tras lo cual
hasta el momento Banco de Chile y Banco Estado ya anunciaron que abrirán
algunas de sus oficinas a público este sábado. Una medida que, además, están
evaluando otras instituciones como CorpBanca, Banco Santander y BCI.
Pero los planes del
sistema financiero no se remiten sólo a esta medida. De hecho, la iniciativa
que han buscado implementar con mayor sigilo —como medida de seguridad— es
asegurar en sus sucursales la existencia de efectivo suficiente para responder
a la demanda de los usuarios, especialmente en los cajeros automáticos
instalados en ella, acción que ha permitido que hasta el momento ninguno de los
ATM que están en las oficinas bancarias esté fuera de servicio por falta de
dinero o de mantención.
Para responder a la
contingencia, la banca además está acudiendo a proveedores alternativos,
mantenciones preventivas y refuerzos en las medidas de seguridad, señalaron
tanto en la SBIF como en la Asociación de Bancos.
Solución compleja
Hasta el momento,
la huelga de los funcionarios de Brinks y Prosegur, que considera a más de
1.600 guardias de seguridad, se ha transformado en una verdadera caja de
Pandora, pues no existe ningún organismo operativo que pueda centralizar una
solución.
Y es que por temor
a los asaltos, diversas cajas de pago (de servicios básicos como la luz y el
agua) y comercios (como algunas estaciones de servicio) han dejado de recibir
efectivo como medio de pago (sólo aceptan tarjetas), ya que no cuentan con las
medidas de seguridad mínimas para transportar ese dinero al banco, poniendo en
riesgo la "cadena de pagos". Estos comercios están siendo catastrados
por el Sernac, para evaluar posibles acciones colectivas posteriores (mediación
o demanda), dijeron en ese organismo.
Constitucionalmente,
la Ley Orgánica del Banco Central entrega a éste la misión de garantizar la
cadena de pagos. Pero el BC dice que no tiene potestad fiscalizadora. El único
ente que tras el BC cuenta con atribuciones operativas es la SBIF, pero que no
puede actuar en temas de seguridad pública o conflictos laborales.
De esta forma, el
tema quedó radicado en la Subsecretaría del Interior, que está coordinando a
los Ministerios de Economía (y el Sernac), Hacienda (y la SBIF) y a los
organismos de seguridad.
Por Luis Mendoza