Es una de las
celebraciones más importantes del calendario católico, ya que recuerda la
Resurrección de Cristo. ¿Por qué no se come carne? ¿Qué simbolizan los conejos
de chocolate? ¿Por qué todos los años cae en una fecha diferente? Te lo
contamos.
La fecha de
celebración de Semana Santa varía entre el 22 de marzo y el 25 de abril de cada
año. No hay una fecha fija, porque se realiza el domingo siguiente a la primera
luna llena de la primavera del hemisferio norte. Esta fiesta determina, a su
vez, cuándo se celebran otras fiestas católicas, como la Ascensión (el ascenso
de Jesús al cielo), que se celebra 40 días después de Pascua, o Pentecostés (la
venida del Espíritu Santo), 10 días después de la Ascensión.
Seguramente también
escuchaste hablar de la Cuaresma, esos cuarenta días previos a la Semana Santa
que sirven como “preparación” para la Pascua. La idea es que durante ese tiempo
(que comienza después del Carnaval) cada uno se mire a sí mismo e intente
realizar una profunda renovación interior. Para los más practicantes, es un
tiempo de penitencia que incluye el ayuno y la abstinencia, ya que refiere
–entre otras cosas- a los 40 días que Jesús vivió en el desierto, y a los 40
años de la marcha del pueblo judío.
Roscas, huevos y
conejos de chocolate
En el hemisferio
norte, la Pascua transcurre en primavera, cuando se va el frío y las flores dan
color a las plantas. Muchas culturas asociaron esta estación a la fertilidad y,
justamente, la nueva vida. La fiesta cristiana conmemora la resurrección de
Jesús, que no es otra cosa que la celebración de la posibilidad para los
hombres de alcanzar una nueva vida en el Paraíso después de la muerte.
En este sentido,
“los huevos de Pascua son una referencia a esa vida que Jesús nos trae”,
explica el padre Gerardo Castellano. Desde tiempos antiguos, distintas culturas
usaron huevos coloreados para simbolizar el nacimiento y la fertilidad. Durante
la Edad Media, los europeos solían coleccionar huevos de colores de diferentes
aves y, gradualmente, esta costumbre se asoció a la Pascua. Después comenzaron
a pintar y decorar los huevos con motivos festivos y alegres y los conejos
también fueron usados como símbolos de fertilidad en algunas culturas.
Con una receta
simple basada en leche, huevos y harina, la rosca completa la mesa pascual. El
huevo duro característico de este postre remite, al igual que los de chocolate,
al nacimiento y la fertilidad. Sin embargo, no tiene un origen religioso, sino
que fue asociado a ciertas costumbres folklóricas. Por ejemplo, cuando los
campesinos amasaban la rosca y la llevaban a misa para pedir por una buena
cosecha.
¿Comer o no comer
(carne)?
“En los orígenes de
la Iglesia, el ayuno implicaba privarse de la comida durante un día para darle
eso a los pobres. Sobre todo en Europa, la carne era un alimento lujoso y caro,
pero el pescado era gratis: sólo bastaba con ir a pescarlo. Así, estaba
excluido de la penitencia, porque no se ahorraba nada al comerlo”, explica el
padre Luis.
En la actualidad,
la Iglesia propone que el Miércoles de Ceniza (día que comienza la Cuaresma),
el Viernes Santo (el día que se conmemora la muerte de Jesús) y todos los
viernes del año cada uno realice un esfuerzo individual y se prive de algo
placentero, no necesariamente tiene que ser carne. “No tiene sentido hacer
penitencia de carne y comer una cazuela de mariscos o bacalao”, dice Luis. “La
idea es que uno se prive de alguna cosa para compartir la Pasión de Jesús,
asociarse a su dolor y no pasarla tan bien”, comparte el padre Gerardo.
“Una anécdota: un
hombre tenía a un amigo preso y durante esos días durmió en el piso para
compartir su padecimiento. Se trata de hacer un esfuerzo que nos haga mejorar
y, si redunda en un beneficio para otro, mucho mejor. Por ejemplo, con el
dinero que nos cuesta la carne, podemos comprar comida para otros”, traduce el
padre.
¡Y felices Pascuas!
El significado de
esta frase corriente también tiene una explicación religiosa. ¿Qué le estamos
diciendo al otro? “Que el hecho de compartir el padecimiento con Jesús lo ayude
a mejorar como persona”, explica Gerardo. Es una expresión de deseo para que el
otro pueda ser cada día mejor. “En estos días tratamos de cambiar, de modificar
nuestra vida y quitarnos defectos”, dice Luis.
Por Sabrina Díaz
Virzi