La impotencia, la
rabia y la desconfianza entre la ciudadanía tras conocer las oscuras relaciones
entre la política y el dinero, han reforzado la idea de transformaciones profundas
en la administración del Estado.
La propuesta que ha cobrado notoriedad es la
de redactar una nueva Constitución Política a través de una asamblea ciudadana.
Pero ¿será una forma efectiva de terminar con la corrupción y falta de
probidad? ¿Qué riesgos implica?
¿Por qué cambiar la
Constitución?
Sectores de
izquierda y el centro político consideran que la Constitución de 1980 nació de
forma ilegítima, bajo control de la dictadura, y en su esencia instala un
fuerte presidencialismo, excluye la participación ciudadana y facilita la
relación entre negocios y política.
Otras voces,
principalmente desde la derecha, afirman que la carta magna ayudó al
crecimiento económico y solo bastan reformas para adecuarla a los tiempos
actuales. Más aún, temen que un cambio de raíz genere un desorden institucional
que puede llevar a un proceso ilegítimo que pondría en incertidumbre a la
población y ahuyentaría la inversión, como decía hace un tiempo el ex
presidente de la UDI, Ernesto Silva.
¿De qué forma se
haría?
Primero se debe
tener claro que la llamada “Asamblea Constituyente” es solo uno de los posibles
mecanismos para generar una nueva carta magna. También podría surgir una
redacción íntegra desde el Poder Ejecutivo o la creación de una comisión de
parlamentarios para esta tarea. Sin embargo, el descrédito que ha golpeado a
los políticos ha fortalecido el discurso de que solo la ciudadanía tiene la
legitimidad suficiente para esta labor.
Los promotores de
una nueva Constitución coinciden en que un primer paso sería que el Gobierno
presente una reforma constitucional que permita la realización de un plebiscito
y en él se consulte a la ciudadanía de qué forma se redactará la nueva carta
fundamental.
Desde Marca AC, la
organización que ha encabezado este movimiento, si bien advierten que el método
preciso surgirá del debate previo, plantean de manera preliminar que esta
asamblea se conformará por representantes elegidos desde los distintos sectores
sociales. Estos tendrán la tarea de redactar una propuesta que deberá ser
sometida a un plebiscito.
¿Qué ha dicho el
Gobierno?
La presidenta
Bachelet incluyó en su programa una Nueva Constitución Política cuya
elaboración sea “democrática, institucional y participativa”. Hasta ahora, la
señal mas concreta de la mandataria ha sido el llamado a debate en
organizaciones sociales y vecinales, para iniciar una consulta desde el segundo
semestre.
Pese a que la
presidenta habla de un “debate amplio y ciudadano”, nunca ha mencionado la
asamblea constituyente. Hace unos días, 12 diputados de su partido, el
Socialista, pidieron a la mandataria a través de una carta, definirse por este
mecanismo: “Para la ciudadanía no es fácil aceptar que aquellos que estamos
cuestionados seamos los mismos que generemos el nuevo pacto político que se
requiere”.
¿Es la Asamblea
Constituyente la forma de terminar con la corrupción y falta de probidad?
Gabriel Boric
Diputado de
Izquierda Autónoma
El país necesita
con urgencia una Asamblea Constituyente y enfrentar la colonización del
empresariado a la política. La única solución al problema de la corrupción es
más democracia. El gobierno ya eligió un camino que, a mi juicio, no amplía la
democracia, sino que replica la política de los años 90. Esa política que se
hacía -y se sigue haciendo- de espaldas a los movimientos sociales, sin hacerse
cargo de lo que hemos construido en los últimos años.
Hernán Larraín
Senador UDI
No creo que el
cambiar la Constitución sea la forma de resolver esta profunda crisis que nos
afecta. Tener asambleas constituyentes puede ser muchísimo peor, por la
historia de las asambleas constituyentes, pues se dan normalmente cuando los
países están con guerras civiles o con derrocamientos de gobierno, situaciones
de crisis institucionales finales… se sabe donde empiezan, pero no se sabe
dónde terminan.
Mauricio Riveros
Marca AC
Los casos que hoy
suenan con más fuerza son la punta del iceberg del problema de fondo, que es la
cooptación del sistema político por los grandes grupos económicos. Debemos
contar con mecanismos reales de participación, así como de fiscalización,
monitoreo y evaluación de autoridades. Dejar fuera a la ciudadanía de la
política, relegando su participación solo al momento de votar o a consultas no
vinculantes, debilita profundamente la democracia y siempre abre las puertas a
la corrupción.
Lily Pérez
Senadora de
Amplitud
Una Asamblea
Constituyente dentro de la institucionalidad es algo posible. Hay que ver
fórmulas, es muy complejo. Me gusta la idea de plebiscitar acuerdos Congreso en
torno a los cambios institucionales.
Marco
Enríquez-Ominami
Líder del Partido
Progresista
Nosotros creemos
que el Caso Penta es una tremenda oportunidad; tratamos de verlo de una manera
interesante. Yo por lo menos pienso que hay que aprovecharlo como una
oportunidad maravillosa para la Asamblea Constituyente. Es tal la crisis de
confianza de éste ciclo político, que hay que hacer un nuevo ciclo político.
Cristián Monckeberg
Presidente de RN
Yo creo que hay que
actuar dentro de la institucionalidad y eso está clarito, está escrito y
establecido en la Constitución, sin hacerse los lesos. Una asamblea
constituyente no va a hacer que los chilenos sean más probos ni menos
corruptos. No asegura un buen resultado institucional al problema que se está
viviendo. Lo que se requiere aquí, más que asambleas, fórmulas y planteamientos
cósmicos, es voluntad política para investigar, sancionar y resolver estos
temas.
fuente:
radiobiobio.cl