Emoción provocó en miles de
mujeres el Mensaje de la Presidenta sobre envío al Parlamento del Proyecto Ley
sobre aborto terapéutico.
Al fin, se retoma algo que estaba en la legislación chilena antes
que la dictadura, influenciada por las voces conservadoras y de Iglesia,
quitaran este derecho el año 1989, breves meses antes que la dictadura dejara
el poder.
Desde entonces miles de
mujeres han debido soportar la
humillación frente a un embarazo inviable, o soportar la ignominia de una
violación obligada y gestar un niño no deseado.
Ellas, las que sufrieron este dolor, lo llevarán a cuestas mientras vivan.
Se podrá decir mucho, en pro y en
contra, y respeto a quienes piensan distinto .
Esto es un asunto que hiere creencias y valores. Pero un Gobierno debe
legislar para todos, y no para sectores con ponencias distintas, por muy
respetables que sean.
Sobre este tema es fácil hablar
desde una tribuna o frente a las cámaras para condenar este proyecto. Lo grande
es asumir que el Estado debe velar por todas las mujeres que padecen este
trance, dignificando sus derechos y despenalizando una acción que hasta hoy, de
realizarla, arriesgaban la cárcel. Así mismo a los médicos que realizaban esta
acción motivados por razones científicas más que por un motivo valórico de cada
cual.
Felicitaciones al coraje de la Presidente, que
es madre, abuela y es médico. Por lo que
ella está más autorizada que nadie para decir lo que ha dicho al enviar el
proyecto Ley al Congreso.
La ciudadanía podrá juzgar, a la
luz de la lógica y del corazón, las razones
dadas por las diputadas de la UDI, María José Hoffman, Claudia Nogueira
y Andrea Molina, quienes rechazan el proyecto de ley que despenaliza el aborto, diciendo que hay que defender la vida y no la
muerte.
Poca memoria tienen estas
señoras. Durante 18 años el Partido Político que ellas representan silenciaron
las violaciones sistemáticas de los derechos humanos, las muertes y torturas de
niños, mujeres, jóvenes, viejos, es decir la muerte de nuestros hermanos, sin que nadie del grupo
de ellas elevara un recurso de amparo para protegerles. Es hora entonces que
hablen de la Vida, pero la vida de
todos, los que fueron muertos , abortados, por pensar distintos y reconocer que
los desaparecieron sin respetar el derecho esencial del ser humano que es vivir
en la tierra que lo vio nacer, en plena libertad y sin represión.
Durante todo este tiempo negro
tampoco hubo políticas de protección social que ayudaran a los jóvenes a
protegerse de embarazos no deseados. Al contrario, eliminaron toda señal por
educar una relación sexual responsable y afectiva. Se alinearon a las voces
conservadoras de la Iglesia y quedaron sordas y mudas ante la realidad cruda
que abortos hay en Chile, clandestinos y que miles de mujeres arriesgan sus
vidas de ir a la cárcel al practicarlos. Los hombres, por ciertos, quedan
libres. Como si los niños llegaran al mundo gestados por óvulos y no por
espermatozoides..
Es fácil hablar desde sus
maquilladas tribunas, es fácil para quienes no han sufrido ni menos
sensibilizado el dolor de las mujeres que han tenido esta dolorosa experiencia.
Deberemos prepararnos en estos
meses para escuchar cientos de argumentos que pretenderán hundir en el limbo
este proyecto. Como lo han hecho con el sistema Binominal o la Reforma
Educacional.
Usarán el Tribunal
Constitucional, moverán a los pastores de iglesias disimiles, y más de alguno
preparará a su perro rabioso para morder a cuanta mujer hable con su verdad y
saque a la luz toda la inmundicia y humillaciones que tuvo que pasar por
abortar un feto inviable o por no querer dar a luz un hijo gestado en una
violación. O una niña que prefiere morir antes de tener un hijo de quien la
ultraja no una sino mil veces.
Mostraran y condenarán con el dedo a un medico
que salvó a una madre en la sala de parto decidiendo dolorosamente por su vida
más que la del hijo por nacer. Lo hicieron incluso con el riesgo que alguien
tocara sus puertas y los encarcelaran como vulgares delincuentes. Para quienes
trabajan en la red de salud pública, abortar un niño para salvar la vida de la
madre, hoy, es una causal de prisión. Para quienes trabajan en las clínicas
particulares, esto se hace todos los días y el riesgo de cárcel no existe.
Están protegidos por ese secreto colectivo “entre pares.
Es un hecho que este proyecto de
Ley beneficiara más a las mujeres de clase media y alta, por cuanto quien vive
en la vulnerabilidad depende de la burocrática red salud para que se decida su
caso. Y en el intertanto vivir la antesala del infierno o seguir con la
parteras del barrio. Esas que abortan niños por un vil billete.
Quienes se oponen a este proyecto
preparan su campaña insistiendo que esta es una ley de aborto o es un paso para
serlo.
La verdad es otra. Es no ir a la cárcel por tres motivos, los
cuales serán debatidos en el Parlamento.
De esto trata la despenalización del aborto. Respetar a quien decide
sobre una vida. Más que eso, apoyar a quienes viven un doloroso calvario,
dándoles la certeza que no irán a la cárcel por su acción.
Y sobre esta verdad no hay discusión alguna.
Fuente: María Teresa Larraín