Metabolitos secundarios
o moléculas químicas producidas por plantas pertenecientes al complejo
Calceolaria Integrifolia Sensu Lato o capachito, pueden constituirse en la base
para el desarrollo de futuros biopesticidas amigables con el medio ambiente.
La versión número
248 del Congreso Nacional de la Sociedad Americana de Química (248 Fall Annual
Meeting of ACS, Moscone Center, Chemistry & Global Stewardship), realizada
en San Francisco, California, en los Estados Unidos, fue el marco en que el
investigador de la UBB e integrante del Grupo de Química y Biotecnología de
Productos Naturales Bioactivos, Dr. Carlos L. Céspedes, compartió los últimos
avances obtenidos en el marco del desarrollo del proyecto Fondecyt 1130242,
sobre “Actividad regulatoria del crecimiento de insectos por metabolitos
secundarios desde calceolaria integrifolia sensu lato”, que se aboca a la
búsqueda de biopesticidas.
Según explicó el
Dr. Céspedes Acuña, en la cita expuso descubrimientos logrados al investigar la
actividad insecticida de los metabolitos (productos químicos) que producen las
plantas conocidas como Calceolarias spp o “capachito”, presente en América
desde México hasta la Patagonia, y en Chile entre el valle central y la
cordillera de la costa desde Aconcagua al sur. “Nosotros nos hemos dedicado a
estudiar el complejo botánico llamado Calceolaria integrifolia sensu lato,
presente en nuestra región de Ñuble” aclaró el Dr. Cespedes.
“Hemos detectado
que hay una gran cantidad de metabolitos activos en una parte específica de la
planta (órganos) que se denominan tricomas. Los tricomas son una suerte de
pelitos que crecen sobre las hojas de la planta; son pequeños órganos, una especie
de envases donde la planta guarda cierto tipo de moléculas químicas que repelen
a los insectos que pretenden comer sus hojas. Dichas moléculas químicas también
repelen a las bacterias y hongos que puedan llegar a la hoja”, describió el Dr.
Carlos L. Céspedes, quien también destacó el aporte de la ex alumna del
programa de Magíster en Ciencias Químico-Ecológicas, Evelyn Muñoz Núñez.
Según comentó el
investigador, los exudados o secreciones de los tricomas son ricos en algunos
tipos de compuestos fenólicos tales como naftoquinonas, flavonoides y algunos
diterpenos hidroxilados.
Asimismo, el Dr.
Carlos L. Céspedes precisó que las moléculas químicas producidas por la planta
y depositadas en los tricomas corresponden a compuestos aleloquímicos; esto
quiere decir que son producidos por la planta de manera constitutiva. “Hemos
descubierto que estos órganos o estructuras de la planta (tricomas), son un
mecanismo de protección o defensa química que tiene la planta frente a sus
posibles agresores, sean estos insectos, bacterias u hongos”, aseveró.
Al respecto, el
investigador del Grupo de Química y Biotecnología de Productos Naturales
Bioactivos, explicó que el descubrimiento permitirá emplear dichas moléculas
como punto de partida para la generación de biopesticidas, que por naturaleza
son amigables con el medio ambiente, a diferencia de los productos sintéticos
producidos por el hombre.
“Los productos
sintéticos son muy agresivos con el medio ambiente. Por ejemplo, los
Contaminantes orgánicos persistentes (COPs), también conocidos por su sigla en
inglés, POPs (Persistent Organic Pollutants), son un conjunto de compuestos
orgánicos fabricados artificialmente por el hombre. Son muy tóxicos y tienen un
tiempo de persistencia en el ambiente muy largo. En cambio, las moléculas
químicas de la planta se biodegradan rápidamente, ejercen su acción y se
degradan. He ahí la ventaja de los biopesticidas”, describió el Dr. Céspedes
Acuña.
En un sentido más
académico, también se logró determinar que las moléculas producidas por la
planta Calceolaria Integrifolia, se repiten en muchos otros miembros (especies)
pertenecientes al mismo género botánico. Esto implica que las moléculas de las
distintas especies de Calceolaria tienen características de clasificación
taxonómica. Esto implica un aporte a la quimiotaxonomía, disciplina que
clasifica las distintas especies de plantas a partir de las moléculas químicas
convergentes que éstas poseen.
Uso común de una
planta ancestral
Según describió el
Dr. Carlos L. Céspedes, la Calceolaria Integrifolia fue ampliamente utilizada
por los aborígenes americanos como febrífugo (para bajar la fiebre), así como
diurético. También ha sido empleada como antiinflamatorio para dolencias
musculares y reumáticas, para calmar dolores de cabeza y para ayudar a
cicatrizar heridas. “Los mapuches, y otros pueblos originarios del continente y
los campesinos, desde EE.UU. hasta América del Sur, también la ocuparon para
espantar piojos. La Calceolarias se encuentra en algunas zonas de Perú,
Uruguay, Brasil, Argentina, Colombia, México y Chile. En particular, el
complejo Calceolaria integrifolia sensu lato es característico de nuestra zona
de Ñuble, encontrándose solamente entre las regiones Séptima y Novena”, aseveró
el investigador.