Entrevistamos a César Uribe,
dirigente del Movimiento Ciudadano en defensa del río Ñuble” que agrupa a las
personas que están en contra de la construcción del Embalse Punilla y de la Central Ñuble de pasada.
¿Cuáles son los fundamentos de su oposición?
“Principalmente porque atentan
contra todos los sistema de vida que se desarrollan a lo largo y ancho del río,
en un territorio que tiene una importancia a nivel mundial, reconocido como
Reserva de la Biósfera
por la UNESCO
a solicitud del Estado de Chile. En este territorio habitan entre otras
especies el último huemul de la zona central y el más al norte del mundo, un
animal declarado monumento natural y en grave peligro de extinción.
Nos oponemos también porque con
la construcción de estas megaobras se atenta con el futuro productivo de toda
una comuna, como es San Fabián, que basa su desarrollo en el turismo asociado a
la riqueza natural y humana que posee.
Específicamente sobre el rechazo
al Embalse Punilla, lo hacemos desde certeza de que no es un proyecto de
regadío como lo han querido insertar en los medios, sino trata de un proyecto
hidroeléctrico que en épocas normales o de superavit entregará agua para
regadío, pero por el contrario en épocas de sequía, (la tónica) priorizará la
generación eléctrica que en definitiva es lo que alimenta a la empresa privada
que administrará la represa.
Si existiese real interés de las
autoridades de solucionar el problema hídrico del área agrícola hace mucho
rato, y con menos dinero incluso del que se va a invertir, ya hubiese entregado
una solución. Yo pregunto: ¿El Embalse Punilla es la única solución de riego?
lo pregunto desde las complejidades que tiene que sortear este proyecto debido
al daño ambiental social y económico que genera su construcción y que en
definitiva significa un proyecto lento, a largo plazo, con muchas aristas que
dificultan la viabilidad y en definitiva la solución para el agricultor. Bajo
estas complejidades, ¿por qué no se desarrollaron otras posibilidades de
riego?. La respuesta que tenemos es que es que el objetivo principal no es
solucionar el déficit hídrico que necesita el área agrícola sino por el
contrario generar energía hidroeléctrica”.
¿Considerando el déficit hídrico y energético nacional, están
dispuestos a negociar o ceder?
“Primero decir que entendemos y
visualizamos el déficit hídrico no así el energético, lo concreto sobre esto
último es que de la energía eléctrica producida actualmente en Chile, solo el
16% es para consumo de hogares, el resto se la llevan las empresas mineras y
forestales principalmente. La supuesta crisis energética no se soluciona con la
construcción de más represas sino con una verdadera regulación del mercado
energético, en donde primero se les exija a las empresas pagar lo mismo que
cancela un chileno común y corriente (hoy en día, proporcionalmente al consumo,
las empresas pagan menos que uno) que se les exija autogenerar energía en base
a proyectos sustentables, que en definitiva se fomente la optimización de los
recursos. Hoy por el contrario se fomenta el consumo, el derroche de energía,
los que ganan con esto son las empresas generadoras de energía, mientras más
consume, más se enriquecen, y más se destruyen cuencas de ríos.
Respecto al déficit hídrico y a
las reales intenciones de agua para regadío del proyecto Punilla, creemos que
dentro de más de una solución, es posible a cambio de inundar 1700 hectáreas crear
a lo largo del río pequeños tranques que entreguen las mismas posibilidades de
riego, que no generen el daño ambiental y social, muy por el contrario, que además
estas obras signifiquen el fomento de áreas turísticas o de interés para los
propios vecinos de los sectores donde se emplacen estos minitranques”.
¿Cuáles son los impactos que quieren evitar y que proponen para
aminorar dichos impactos?
“El proyecto Punilla es una
megaobra que de ser construida se convertiría en la segunda represa más grande
de Chile, la altura del muro seria mayor a la torre entel en Santiago, (136
mts.), inundaría 1700
hectáreas , de las cuales 700 corresponden a bosque
nativo, inundaría la laguna Chacayal, humedal de importancia para la
conservación del ecosistema del territorio, inundaría el hogar de cerca de 100
familias que han habitado por generaciones esas tierras que han hecho patria y
que han vivido con el fantasma del Punilla por 90 años, lo que ha significado
durante ese tiempo no recibir el apoyo estatal que merecen. La evaluación
ambiental del proyecto no considero lo anterior, no considero la problemática
geológica y volcánica del territorio, el Sernageomin organismo técnico
encargado de observar esas problemáticas se excluyó de participar en la
evaluación ambiental, teniéndose en antecedente estudios realizados por
vulcanólogos que establecen la posibilidad de construir una represa pero bajo
ciertos cuidados de evitar que ante una posible erupción se controle el ingreso
de lava al área inundada y se evite la caída de ceniza en el muro de
contención. Ambos requisitos no están considerados en el proyecto Punilla
aprobado, por lo tanto significa que la vida de todos los habitantes aguas
abajo del muro del Punilla están en riesgo, incluida la gente de Flor de
Quihua, de Puente Ñuble, entre otras. Aminorar lo anterior continuando con el
mismo proyecto es complejo, pero es necesario que se exija el correcto análisis
ambiental y social que no se ha hecho y que corresponde hacer”. (Martín
González)