Afecto, dolor y gratitud fueron las manifestaciones públicas que se vivieron en la Catedral de Chillán, durante la misa funeral que presidió el obispo Carlos Pellegrin y que despidió los restos del sacerdote Jorge Elías de Jesús Navarrete Guzmán, quien el martes falleció a la edad de 87 años a causa de una insuficiencia respiratoria, neumonía e insuficiencia cardíaca.
Cientos de fieles quisieron despedir al sacerdote, que nació el 2 de enero de 1925, en Rucapequén. Quienes compartieron y conocieron gran parte de su vida, no se restaron a la hora de dar testimonio del legado que dejó.
Uno de ellos fue el párroco de Quiriquina, Gustavo Grandón, de 85 años, quien lo recordó: “fue una gran oportunidad el ejemplo que me dio desde que me recibió en el Seminario. Trabajamos juntos”.
Cientos de fieles quisieron despedir al sacerdote, que nació el 2 de enero de 1925, en Rucapequén. Quienes compartieron y conocieron gran parte de su vida, no se restaron a la hora de dar testimonio del legado que dejó.
Uno de ellos fue el párroco de Quiriquina, Gustavo Grandón, de 85 años, quien lo recordó: “fue una gran oportunidad el ejemplo que me dio desde que me recibió en el Seminario. Trabajamos juntos”.