Una pequeña diferencia entre escuchar y oír


Una pequeña diferencia entre escuchar y oír
Escribe: Mario San Martín A
Que la gente escucha lo que quiere no es nada nuevo y que a su vez esto daña la convivencia cada día es una verdad indesmentible.

Necesitamos adoptar lo que se denomina escucha activa o sea escuchar y entender la comunicación desde el punto de vista del que habla.

Para entender mejor esto recordemos la diferencia entre oír y el escuchar. Existen grandes diferencias. El oír es simplemente percibir vibraciones de sonido. Mientras que escuchar es entender, comprender o dar sentido a lo que se oye.

Agreguemos a estos dos hechos anecdóticos, el primero, es sobre una noticia: La policía detuvo en Santiago de Chile a una banda que asaltaba a clientes de bancos después que éstos retiraban dinero. La información dice que ·“Ellos tenían a una persona siempre al interior de los bancos, que se especializaba en escuchar el sonido del contador de billetes del cajero. Así, por celular, avisaba sobre los clientes que llevaban entre dos a cinco millones de pesos”

La otra historia cuenta que un newyorkino y su amigo paseaban por el bullicioso sector de Times Square, en el centro de Manhattan, a la hora del almuerzo. En medio del infernal ruido producido simultáneamente por bocinas, sirenas, altoparlantes, música a todo volumen y miles de personas hablando al mismo tiempo, el americano dijo:

- Estoy oyendo un grillo.

- ¿Qué? ¡Debes estar loco!, replicó su amigo, no es posible que puedas escuchar un grillo en medio de todo este ruido.

Sin decir nada, el americano caminó hacia un tarro de flores que había en la acera y, tras una ligera búsqueda, extrajo de allí un pequeño grillo. El amigo, sorprendido, dijo:

- Esto es extraordinario, debes tener los oídos de Superman.

- No, respondió el otro, mis oídos son iguales a los tuyos. Todo depende de lo que a uno le interese escuchar.

Para demostrar lo que decía, sacó de su bolsillo varias monedas y discretamente las dejó caer al piso. El sonido producido por las monedas al tocar el suelo provocó que varios de los transeúntes voltearan la cara, curiosos por saber a quién se le había caído el dinero.

- ¿Ves lo que te digo?, insistió el newyorkino, el sonido del dinero lo escucharon todos, pero el del grillo no. Todo depende de qué es importante para ti.

Que estos dos hechos tan distintos, nos hagan reflexionar sobre el sencillo por significativo acto de escuchar lo que verdaderamente nos quieren decir y no lo que queremos que nos digan.

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