“LAS CUENTAS CLARAS CONSERVAN…”


COMENTARIO

ESCRIBE: Mario San Martín Aliaga
Hace algún tiempo una organización local, si no mal recuerdo las “Damas de Amarillo” colocaban unas cartulinas blancas en las principales vitrinas del centro de San Carlos. Allí expresaban en números su situación financiera, era un estado de tesorería que daba cuenta de los ingresos y de los gastos, mes a mes.

Siempre me llamó al atención este gesto de transparencia que, representaba la saludable intención de responder a la comunidad y especialmente a quienes les entregan aportes, sobre el uso del los recursos.

Instituciones como esta seguramente tienen un movimiento financiero pequeño pero, acertadamente, sus socias entendieron en ese tiempo lo fundamental que es ser transparente, especialmente con los aportes públicos, de organismos del Estado, de personas e instituciones que creen en los postulados de éstas.

No son pocas las organizaciones e instituciones que, ante la falta del rol fiscalizador y frente a la apatía de sus mismos socios no entregan una cuenta periódica que permita a todos saber que se hace, con qué recursos y cuáles son los resultados.

Esta acción poco adecuada obliga a dirigentes que no tienen bases reales, a pasar año a tras año con una cuenta que, lejos de cuestionarla, está sin el análisis de quienes debieran aprobarla, modificarla o rechazarla. A esto debemos sumar que, la misma ausencia de los integrantes o miembros de estas instituciones, obliga muchas veces al dirigente a entregar su opinión personal sin realizar el ejercicio democrático de recabar las ideas y opiniones de quienes dicen ser integrantes o socios. Es con esta, opinión del dirigente solitario, que se construye las ideas centrales de urbanismo, desarrollo, etc.

Respaldar este tipo de acciones es cubrir con un manto de oscuridad a la instituciones y organizaciones afectando a personas que llevan años en ellas y que, por la desidia de sus integrantes no realizan la saludable tarea de trasparentar, ante la asamblea y la comunidad, sus movimientos económicos surgidos muchas veces del aporte ciudadano.

Los dirigentes que llevan años solitarios al frente de las instituciones y organizaciones no merecen estar en el tapete de los acusados, ni menos pagar con su honra la desidia de quienes luego de elegirlos los han dejado abandonados. Si ellos se equivocan es precisamente por la falta de participación de los socios y la ausencia de los organismos encargados de fiscalizar el buen desempeño de quienes se han trazado tareas nobles que no deben quedar sólo en el papel. Sin duda que falta un rol fiscalizador para evitar errores de este tipo.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente

World News

نموذج الاتصال