Rediseñando nuestra geografía productiva

COMENTARIO

Mario Iván San Martín Aliaga
El 1 de diciembre pasado se concluyó la etapa de plantación en San Carlos de nada menos que 310 hectáreas de frutales. Esta nueva superficie plantada de frutales demandará, cuando entre en producción (en 4 años más), 15 personas por hectáreas o sea unas 2.500 personas durante 4 meses.
El cambio que está viviendo nuestra agricultura es interesante y muy desafiante, ya que no solo se trata de frutales de exportación sino que, además, estas plantaciones requieren cada día ser cultivadas por trabajadores actualizados en cuanto a las nuevas tecnologías y requerimientos del mercado internacional. Oportunidad que debería ser aprovechada por los jóvenes que se inician en el campo laboral.
Las nuevas hectáreas plantadas corresponden a la empresa local asociativa Quality Frut integrada por 18 agricultores que han plantado 75 hectáreas de arándonos, 75 hectáreas de cerezas, 130 hectáreas de manzanas y 30 hectáreas de Kiwi con una inversión considerable, si se tiene en cuenta que la hectárea de arándanos, por ejemplo, cuesta unos 8 millones de pesos.
Si ha esto le sumamos los cientos de hectáreas que existían antes de esta plantación, más la proyección que comenzará a materializarse en torno al olivo y el positivo hecho de contar con una moderna planta de tratamiento de aguas servidas, podemos planificar nuestro futuro en torno a la denominación de comuna agroalimentaria.
De esto surge una tarea que deberá tener las bases en una educación pertinente que forme a los técnicos y trabajadores especializados. Estos deberán adquirir conocimientos de Trazabilidad, Buenas Prácticas Agrícolas, normas de calidad, idioma inglés, normativas sobre exportación y requerimientos del SAG (Servicio Agrícola y Ganadero) y otros organismos involucrados en la cadena exportadora.
Junto con estos conocimientos, los técnicos y personal que labore en los huertos, deberán actuar en consecuencia, o sea con una actitud de acuerdo a esta nueva realidad.
Hay una nueva generación de agricultores que está rediseñando nuestra geografía productiva, desde los pequeños productores frambueseros que son cientos en San Carlos, hasta los emprendedores que buscan en los frutos de exportación una nueva forma de hacer agricultura y desde ese sector contribuir con la generación de trabajo y productos de la tierra.
Sin duda, toda una posibilidad para los nuevos conocimientos y tecnologías, para los centros de formación desde donde deberán surgir los técnicos y trabajadores especializados que harán producir las tierras del Valle de Itihue con eficiencia y calidad.

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