Escribe: Mario San Martín Aliaga
En la semana me informé que un grupo de coterráneos acaba de formar un club de Hijos de San Carlos en Arica. Así es, nada menos que en Arica el nombre de San Carlos cobra fuerza y vigor a través de este grupo de personas que, seguramente buscando mejores horizontes, decidió radicarse en el norte de Chile sin olvidar las viejas casa de adobe del Parralito, del Convento, de la Alameda o el bullicio de los jóvenes liceanos que por la tarde regresan a sus barrios.
Esta agrupación me hizo recordar una idea que, hace varios años he tratado de que sea impulsada desde el gobierno local. Crear en Santiago una organización que agrupe a la gente de esta tierra que hoy ocupa altos cargos en distintos ámbitos. Hay sancarlinos destacados en la banca, en el Ejercito, en el servicio público, en la iglesia y en otras importantes instituciones. También en Santiago vive la mayoría de los Hijos ilustres que, cada uno a su manera al recibir tal distinción, ofreció sus buenos oficios a favor de esta tierra tan querida.
Que deberíamos esperar de ellos, de los hijos de San Carlos; nada material por cierto, sino que aprovechar la gestión que desde sus particulares escenarios pueden realizar apoyando las iniciativas y los anhelos de San Carlos.
Sería , sin duda, el mejor equipo de gestión en favor de San Carlos. Estoy seguro que acudirían al llamado de su tierra, no sólo los hijos ilustres sino todos los sancarlinos que viven en la capital y buscarían la forma de gestionar y apoyar iniciativas para este valle de Itihue.
Por ahora, desde estas líneas felicito a los sancarlinos que se agrupan en Arica, seguramente al pasear por la plaza Baquedano, al admirar la Catedral de San Marco del parisimo Eiffel o al compartir con los artesanos en Bolognesi, dirán con orgullo: “Soy sureño, soy de donde nacieron los Ángeles Negros, soy de San Carlos”
En la semana me informé que un grupo de coterráneos acaba de formar un club de Hijos de San Carlos en Arica. Así es, nada menos que en Arica el nombre de San Carlos cobra fuerza y vigor a través de este grupo de personas que, seguramente buscando mejores horizontes, decidió radicarse en el norte de Chile sin olvidar las viejas casa de adobe del Parralito, del Convento, de la Alameda o el bullicio de los jóvenes liceanos que por la tarde regresan a sus barrios.
Esta agrupación me hizo recordar una idea que, hace varios años he tratado de que sea impulsada desde el gobierno local. Crear en Santiago una organización que agrupe a la gente de esta tierra que hoy ocupa altos cargos en distintos ámbitos. Hay sancarlinos destacados en la banca, en el Ejercito, en el servicio público, en la iglesia y en otras importantes instituciones. También en Santiago vive la mayoría de los Hijos ilustres que, cada uno a su manera al recibir tal distinción, ofreció sus buenos oficios a favor de esta tierra tan querida.
Que deberíamos esperar de ellos, de los hijos de San Carlos; nada material por cierto, sino que aprovechar la gestión que desde sus particulares escenarios pueden realizar apoyando las iniciativas y los anhelos de San Carlos.
Sería , sin duda, el mejor equipo de gestión en favor de San Carlos. Estoy seguro que acudirían al llamado de su tierra, no sólo los hijos ilustres sino todos los sancarlinos que viven en la capital y buscarían la forma de gestionar y apoyar iniciativas para este valle de Itihue.
Por ahora, desde estas líneas felicito a los sancarlinos que se agrupan en Arica, seguramente al pasear por la plaza Baquedano, al admirar la Catedral de San Marco del parisimo Eiffel o al compartir con los artesanos en Bolognesi, dirán con orgullo: “Soy sureño, soy de donde nacieron los Ángeles Negros, soy de San Carlos”