Transformación frutícola impulsa innovación y sostenibilidad en Chile


El
sector frutícola chileno atraviesa una etapa decisiva marcada por la innovación, la sostenibilidad y la tecnología. Frente a un contexto global que exige alimentos saludables y prácticas más responsables, la industria nacional ha sabido adaptarse y consolidarse como uno de los principales referentes agrícolas del hemisferio sur.

Aunque se proyecta una leve baja en la producción de nueces y almendras para 2025 y 2026 —del 1,3% y 0,9% según el USDA—, Chile ha compensado esa disminución con una fuerte valorización en sus exportaciones frutícolas, que en 2025 superaron los 9.460 millones de dólares. Los destinos principales son Brasil, China y Europa, mercados que valoran la calidad, la trazabilidad y el bajo impacto ambiental de los productos nacionales.

El desarrollo de tecnologías de riego inteligente, como AQUA4D®, ha permitido reducir la salinidad del suelo hasta en un 30%, garantizando la producción incluso con recursos hídricos limitados. Esta innovación se ha vuelto un elemento clave frente a la crisis hídrica que afecta a gran parte del país.

En paralelo, el auge de los snacks saludables y el formato a granel ha transformado los hábitos de compra. Más del 60% de los consumidores jóvenes adquiere frutas y frutos secos por medios digitales, lo que obliga al sector a mejorar la trazabilidad y logística. Además, los residuos agrícolas, como las cáscaras de almendra y nuez, hoy se reutilizan como biomasa o carbón activado, fortaleciendo la economía circular.

Chile se perfila así como un actor clave en la producción frutícola sostenible, capaz de combinar tradición agrícola, tecnología avanzada y visión de futuro.

Fuente: elaboración propia con datos USDA y sector agrícola.
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