Señor director:
El deporte es clave para combatir el sedentarismo, mejorar
la salud y abrir oportunidades a niños y jóvenes. Sin embargo, en San Carlos,
las cifras oficiales obtenidas vía Ley de Transparencia revelan una gestión
alarmante.
En 2025, el presupuesto municipal para deportes alcanza los
$280 millones, pero más del 90% se gasta en honorarios. Apenas queda espacio
para inversión en infraestructura, implementación o proyectos reales. Peor aún,
la línea de mantención de recintos deportivos está asignada con $1.000. Sí, mil
pesos. No sabemos qué es más preocupante: que esa sea la cifra real o que se
entregue información oficial errónea a la ciudadanía.
Los proyectos tampoco muestran avances: en 2023 se financió
una escuela de fútbol por $1,7 millones y en 2024 un taller de balonmano playa
por $2 millones. Dos iniciativas en tres años, con montos mínimos frente al
presupuesto total.
Además, los indicadores usados para evaluar las actividades
son débiles, pues solo consideran inscritos y encuestas internas, sin medir el
impacto real en inclusión, salud o participación en sectores rurales.
Lo que se observa, entonces, es una política deportiva
centrada en gasto administrativo, no en beneficios para la comunidad. San
Carlos necesita una visión de futuro: invertir en barrios, colegios y clubes.
Y, al igual que se piden reajustes para pagar sueldos, también podrían
solicitarse para proyectos deportivos o recuperación de espacios públicos.
El deporte no es un gasto, es una inversión social. Urge que
nuestras autoridades locales lo comprendan.
Benjamín Ibieta A.
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