Señor director,
Don Mario San Martín A.
En Chile, dedicarse a un deporte que no sea fútbol es casi sinónimo de abandono. Los recursos escasean, el apoyo institucional es mínimo y la visibilidad mediática prácticamente no existe. Esta es la realidad que enfrentan cada día cientos de deportistas que, a pesar de todo, siguen entrenando y representando al país con esfuerzo propio.
Mi madre es karateca. Lleva décadas dedicada a este deporte con pasión, disciplina y compromiso. Ha representado a Chile en competencias internacionales, con esfuerzo propio, muchas veces costeando pasajes, estadías y uniformes sin ayuda de nadie. Las veces que ha recibido apoyo económico se pueden contar con una sola mano.
Como ella, hay cientos de deportistas en este país que entrenan todos los días, compiten en alto nivel, representan al país en silencio y con orgullo. Sin embargo, el sistema les da la espalda, y la falta de patrocinio termina por apagar carreras prometedoras. ¿Cuántas medallas ha perdido Chile por no invertir en otros talentos?
Es triste ver cómo jóvenes con gran potencial deben abandonar sus sueños por falta de recursos.
Mientras tanto, seguimos aferrándonos a una “generación dorada” que no volverá. No está mal reconocer el pasado, pero es urgente mirar hacia adelante. En vez de invertir en quienes ya no compiten, deberíamos estar apoyando a quienes hoy entrenan en silencio y muchas veces en condiciones precarias.
Escribo esta carta como hija de una deportista chilena, pero también como ciudadana que está cansada de ver cómo se repite el mismo abandono año tras año.
Atentamente,
Constanza Sanhueza Vásquez
Habitante de San Carlos