Tras el inicio de las obras de construcción del paseo peatonal en calle Serrano, los locatarios de la céntrica arteria sancarlina manifestaron su malestar y preocupación por la caída en la afluencia de público y la baja que esto ha generado en sus ventas.
En relación al tema, Gustavo Zapata, propietario de tienda Sofi que vende artículos de repostería, señaló que “nos hemos visto afectados por el hecho de que cierran las calles y por la vereda de enfrente instalan una malla que no permite que los clientes crucen a la vereda donde nos ubicamos. Cuando llegan las personas a la esquina no se devuelven para la tienda, ya que tienen que caminar casi toda la cuadra de vuelta”.
Como emprendedor, Zapata aclaró que “estos trabajos han sido un fuerte impacto negativo económicamente, ya que no se puede dejar de pagar arriendo, los pedidos que llegan a diario y los sueldos. Nuestras ventas anteriormente bordeaban los $500.000 diarios, mientras que ahora llegamos a los $200.000. Hay días que vendido hasta $35.000”.
Con la misma preocupación, Lissett Vera, propietaria y química farmacéutica de farmacia Bonita, explicó que “en el negocio las ventas han bajado hasta un 30% diariamente. Para mitigar un poco el tema tuvimos que cambiar nuestro horario hasta las 00:00 para aumentar las posibilidades de venta. No obstante, como la calle Serrano está cerrada el tránsito de clientes ha disminuido. Llevamos tres meses funcionando y esta obra ha significado un impacto doloroso para las finanzas”.
Con desazón, la propietaria de Farmacia Bonita recordó que “cuando nos reunimos con la constructora ECOGAM que está a cargo de la obra nos aseguraron que se trabajaría los sábados para disminuir los tiempos, pero de los tres sábados que ya llevan trabajando, solo han venido a trabajar uno. Esperamos que el mes y medio que prometieron que iba durar se cumpla”.
En la misma incertidumbre, Roxana Vásquez, empleada de Armonie Hogar, detalló que “como la gente ve los camiones afuera no se atreven a cruzar porque les da miedo de ser atropelladas o que se vayan a tropezar. Además, los trabajos generan que se levante polvo, por lo cual tenemos que estar constantemente limpiando los muebles”.
Consultada por las ventas, Roxana Vásquez, agregó que “las ventas han caída alrededor de un 50%. Antes de los trabajos se vendía en un día normal alrededor de $2.000.000, mientras que ahora con suerte llegamos a los $500.000”.
Por último, los locatarios coincidieron en que “las obras que traen progreso a la ciudad requiere de sacrificios, pero lamentablemente hemos visto cómo la autoridad comunal, el Minvu y la empresa constructora no se han puesto de acuerdo para tomar decisiones que vayan en beneficio de los comerciantes establecidos”.