LOCAL.- Con el paso del tiempo, se han ido perdiendo acciones que antaño eran comunes en nuestro diario vivir. Para reparar aquel zapato o chaqueta regalona visitábamos a nuestro zapatero o costurera.
En San Carlos, Ana Vargas, zapatera y reparadora de cueros, con respecto al presente de este oficio, sostuvo que “durante la pandemia murieron fácil cinco zapateros. Por otro lado, el hijo y nieto de mi maestro no seguirán el mismo rubro, ya que aspiran a otra cosa. Entonces se va perdiendo, y va a llegar el momento en que no va a haber quién haga arreglo”.
Respecto a los trabajos que aún se realizan, la señora Ana, como la llaman sus clientes, detalló que “como en San Carlos hay mucho hombre de campo, nuestros huasos piden cambiar toda la suela, sus medias gomas, los tacos. Por otro lado, las mujeres vienen para cambiar la planta. A esto se suma que piden poner cierres, teñir, poner velcros, ojetillos (orificios del cinturón), parches y otros”.
Con 30 años de experiencia trabajando en zapatos y cuero, aseguró que “la fabricación de calzado no ha ido variando mucho. No obstante, no se arreglan zapatos sintéticos que venden los chinos, ya que no se pueden arreglar. Con el tiempo ha disminuido la gente que llega con ellos”.
Con respecto a la reparación de zapatos y el teñimiento de cueros, Ana Varas, invitó a los usuarios a reparar, ya que “Por lo general todo zapato vale la pena reparar como también teñir cueros. Con las refacciones los artículos quedan como nuevos y se ahorran de comprar algo nuevo.