Los últimos hechos delictuales ocurridos en Coihueco son un pésimo síntoma. La delincuencia ha ido ganando terreno, extendiendo sus tentáculos hasta alcanzar comunas mas pequeñas y afectar esa tan envidiada tranquilidad que muchos hoy quisieran tener.
Los tiempos han cambiado y, en distinto nivel, todos han sentido el azote de la delincuencia. Por lo mismo, creo importante evaluar extender estrategias cómo el Plan Calles Sin Violencia a otra comunas como Coihueco mismo que, por su extensión, requieren un apoyo mayor (así lo refrendan un sinnúmero de hechos últimos).
En el afán de cuidar las grandes ciudades, sería un error dejar de observar lo que sucede en los territorios más pequeños. No convirtamos el delito en una exportacion no tradicional porque si combatirlo ya es un problema, dejarlo avanzar podría ser un camino sin retorno.
Sin embargo y contra todo lo que se pudiera pensar, hay poco interés de parte de las autoridades politicas que parecen tener más puesto el foco en las campañas electorales que en el bienestar ciudadano. Eso es doloroso para quienes somos coihuecanos de nacimiento y no podemos disfrutar de las bondades de nuestra comuna por temor a ser víctimas de un delito. Eso también es injusto si se mide la ineficiencia de un gobierno que sigue haciendo la practica sin entregar ninguna solución en 2 años y de un municipio abandonado.
¿Es necesario más personal policial? Que duda cabe que así es. Pero más necesario es un cambio de estrategia, donde por cierto la voluntad politica es esencial. Nada sacamos con llenar las calles de carabineros si no tienen herramientas para enfrentar este cáncer social y para colmo de males, la puerta giratoria está descontrolada.